Andina

Elmer Huerta: Siempre me gustó la radio

Elmer Huerta. Caricatura: Tito Piqué

Elmer Huerta. Caricatura: Tito Piqué

16:18 | Lima, feb. 08 (ANDINA).

Por Susana Mendoza

Es oncólogo, médico internista y especialista en salud pública pero también un hombre de radio. Elmer Huerta acaba de cumplir 25 años en el medio que “está más cerca de la gente” y produce con vigor “Cita con el doctor”, el único programa diario, médico, nacional que se trasmite en 45 estaciones de radio en EE UU.

¿Cuál cree que es su mayor virtud, ser un buen comunicador o un buen oncólogo?
-Es lo mismo. Porque el oncólogo le comunica a su paciente qué es lo que tiene, qué le va a pasar y cuál va ser su futuro con el cáncer. Hay que comunicárselo bien. Un médico tiene que ser un buen comunicador.

¿Y por qué la mayoría no lo es?
-Sería interesante hacer una encuesta; pero creo que el conocimiento médico está muy enraizado. Algunos doctores en vez de decir “señora, no le está circulando bien su sangre” prefieren decirle “señora usted tiene isquemia”…

Pero a usted no le ocurre eso…
-Lo que pasa es que cuando empecé mi carrera médica trabajé durante muchos años en la Asistencia Pública de Grau. Allí llegaban personas muy humildes a las que había que explicarles con palabras muy sencillas.

Tiene sensibilidad social…
-Uhmm… creo que sí porque considero que a la gente hay que darle algo. “El servicio al público es el alquiler que uno paga por el derecho de vivir en este mundo”.

¿Se siente un hombre de pueblo?
-Yo siento la necesidad de acercarme a la gente.

¿Cuándo se inició en la radio?
-Son 25 años, contando mi experiencia en el Perú, en 93.7 FM en el programa que dirigía Guillermo Giacosa, y quien fue el primero me puso frente al micrófono y luego en RPP invitado por Miguel Humberto Aguirre y Martha Monge.

¿Siempre le gustó la radio?
-Desde niño. Yo nací en Áncash, en Recuay, y allí viví mis primeros tres años de vida. Luego mis padres se mudaron a Chosica, y crecí allí. Siempre escuché la radio, y le estoy hablando de la década de los 60’ cuando ya había televisor, pero a Chosica no llegaba la señal.

¿Qué programa recuerda?
-Lo más remoto que recuerdo es un programa que salía en octubre: los milagros del Señor de los Milagros ¡Qué bárbaro! Era una radionovela que transmitía Radio Victoria y que mis hermanas y yo oíamos pegados a la radio porque la señal era muy mala.

¿Fue “nuevaolero”?
-Por supuesto, yo escuchaba a Pepe Chipola y prefería más a los Doltons que al grupo de los Shains, jajaja. Pero fíjese que la música que aún conservo, es la de los Shains. Las canciones que tengo en vinilo las grabé en digital y las tengo en mi Ipod.

¿Qué de lo materno conserva hasta hoy?
-Todo, todo. Mi mamá falleció hace tres años y medio; y si hay una heroína en esta historia es mi mamá. Ella quedó viuda a los 31, y no se quiso volver a casar. Crió a sus tres hijos, soy el mayor, y dos son mujeres. Ella nos dio una profesión a cada uno. Como era profesora trabajaba en dos colegios, y también tenía su negocio.

¿Y su interés por la medicina y la oncología cómo la explica?
-Mi papá murió cuando yo tenía 6 años. Y la imagen paterna la personificó un tío, hermano de mi mamá. Él fue médico, y en las vacaciones me llevaba a Huaraz a vivir con él. Siempre quiso que fuera médico, y me preguntaba, “¿qué va a ser cuando seas grande?”, y durante 16 años le dije que médico.

¿Usted es memorioso, es una habilidad de los médicos?
-Si, porque el arte de la medicina está en juntar los síntomas, lo que el paciente nos dice, y lo que encontramos en el examen. Es como armar un rompecabezas. Si yo no tengo esa memoria se me pasan los diagnósticos.

¿Además de oncólogo, qué otras especialidades tiene?
-En medicina interna, medicina preventiva y salud pública.

¿Y ser un doctor sobre todo y para todos, le molesta?
-No. Mi trabajo en la radio es completo, y sobre todo, sin auspiciadores, no los tengo, los he rechazado porque quiero tener la confianza del público. La gente sabe que si yo le doy un consejo en la radio, no hay gato encerrado.

¿Y cuál es el costo por tomar esa decisión?
-¡No soy millonario! Por veinte años hago radio gratis gracias a que en EE.UU. trabajo en un hospital, que me prohíbe tener consulta privada, y me pagan un sueldo que me permite vivir más o menos bien. Yo no necesito vivir de la radio, para mi es un servicio a la comunidad.

¿Según su experiencia qué es mejor, un buen programa o una buena emisora?
-Lo primero es un buen programa, un buen producto, porque le gente lo va a seguir; y las estaciones de radio, si son responsables, lo llaman a uno. Esa es mi experiencia.

¿Desde que empezó en la radio, qué ha cambiado en usted y en el público?
-Ahora tengo más facilidad para escuchar a las personas y dar ideas más centradas, sin desviarme de las preguntas. He afinado el diálogo radial. En el caso del público, ahora los hombres están más interesados en su salud.

¿Por qué cree?
-Es una apreciación muy personal, pero quizás los hombres se sienten muy cómodos conmigo porque soy comunicativo, cuento chistes a la gente, leo poesía, converso.

¿Vive más de veinte años en EE UU, se siente desarraigado?
-He pasado por tres etapas. La primera, fueron los cinco primero años y no se imagina cómo extrañaba el Perú. Todo lo extrañaba. Luego, los siguientes 10 años me olvide, me dediqué a desarrollarme como médico y persona. Y en los últimos cinco años me ha venido la añoranza por nuestro país.

¿Extraña Recuay?
-Lo recuerdo todos los días. Recuay es una ciudad linda, pero está abandonada, dicen que muchas personas se han ido de allí.

¿Qué música rememora?
-Del Callejón de Huaylas, a mi grupo favorito Atusparia, fueron  muy famosos durante los años 50 y 60. Mi mamá lo oía mucho.

También tiene un programa de TV ¿qué le atrae de este medio?
-Que tiene mayor llegada y el público es más amplio. Y por su impacto visual, es más efectivo para la enseñanza. Yo uso láminas de diversas partes del cuerpo y la gente aprende más.

Cuando un amigo o amiga se va a otro país le aconsejo que no vincule más con la gente del lugar que con los peruanos, ¿es un buen consejo?
-No es bueno. Creo que hay que hacer las dos cosas. A mi me pasó. Por eso logré ser el presidente de la Sociedad Americana del Cáncer, pero el ser humano tiene sus raíces. Este país me ha dado muchas oportunidades, mis hijos son gringuitos, todo lo que quiera, pero yo soy de Recuay, soy peruano.

¿Qué aprecia de la cultura norteamericana?
-El orden, orden y orden; y el respeto a la otra persona.

¿Y de la cultura peruana?
-La alegría, a pesar de todo. El peruano es dicharachero, sabe vivir la vida. Disfrutamos. Pero lo que no me gusta, es la falta de respeto por la otra persona. Eso origina todos los problemas que tenemos.

(FIN) Variedades


Publicado: 8/2/2010