La economía peruana registra un crecimiento superior al 3% en lo que va del 2025, impulsada por la estabilidad de precios y el repunte de la inversión privada, informó la Red de Estudios para el Desarrollo (Redes) en un análisis difundido al cierre del año.
De acuerdo con Redes, entre enero y setiembre la actividad económica creció 3.3%, resultado explicado principalmente por el buen desempeño del sector agropecuario, que aumentó 6% gracias a mayores volúmenes de producción de cultivos como palta y cacao.
El análisis señaló que la construcción creció 5.6% por una mayor ejecución de obras y una mayor demanda de cemento, mientras que el sector transporte avanzó 5.4% debido al incremento de viajes y al mayor traslado de mercaderías.
Redes indicó que, para el cierre de 2025, las proyecciones oficiales apuntan a un crecimiento cercano al 3.2%, según el Banco Central de Reserva del Perú (BCR), y de hasta 3.5%, de acuerdo con estimaciones del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF).
En cuanto a los precios, el informe destacó que la inflación interanual se ubicó en 1.35% en octubre, dentro del rango meta, lo que generó un entorno de mayor previsibilidad para los hogares y las empresas.
“El control de la inflación permite que las familias planifiquen mejor su presupuesto y tomen decisiones con mayor certidumbre”, afirmó César García, economista de Redes, al resaltar la importancia de un entorno macroeconómico estable.
El documento subrayó que el desempeño más relevante del año correspondió a la inversión privada, que creció 11.4% en el tercer trimestre, la tasa trimestral más alta del último quinquenio, excluyendo el efecto rebote de 2021 tras la pandemia.
Este resultado respondió a la recuperación de la inversión minera, al mayor flujo de inversión extranjera en infraestructura y al incremento de la inversión local. Para el cierre del año, REDES recordó que el BCRP proyecta un crecimiento de la inversión privada de 6.5%, casi el doble de lo registrado en 2024.
No obstante, el análisis advirtió que persisten desafíos que podrían afectar el desempeño económico en el 2026, entre ellos la inseguridad ciudadana, la presencia de economías ilegales y la baja ejecución de proyectos públicos, factores que limitan que el crecimiento se traduzca en mejoras en la calidad de vida de la población.