La crisis sanitaria por la covid-19 ha obligado a muchos hombres y mujeres a buscar la manera de salir adelante y generarse ingresos para poder mantener a sus familias. Ese ejemplo de lucha constante es el demostrado por Esther Fernández Valdivieso, quien a sus 52 años de edad ha sabido reinventarse.
Antes de que la pandemia llegara al Perú, Tita, como le gusta que la llamen, trabajaba en su propio
taller de confección textil, en Gamarra. Tenía buenas ganancias, un equipo de trabajo y clientes fijos. Durante más de 22 años, se dedicó a la fabricación de uniformes escolares, polos, y otras prendas de vestir.
“Me iba muy bien en el taller. Fue el negocio que siempre quise tener. Gracias al esfuerzo que le pusimos, al apoyo de mi familia y a los clientes que ya conocían nuestro trabajo, fuimos ganando terreno en la confección de ropa”, recuerda Tita.
Añade que hoy solo les queda recordar todo lo que pasaron al lado de su familia. “Los equipos del taller están guardados, los colegios siguen sin funcionar y, entonces, no tenemos uniformes ya que hacer”, cuenta.
Puedes leer:
Natural de Castilla, Piura, doña Esther es casada y tiene dos hijos, Joaquín y Juan Diego, de 21 y 16 años de edad, respectivamente.
Su hijo mayor tuvo que dejar de estudiar este semestre en la universidad para poder ayudarla en el nuevo emprendimiento: la venta de frutas en el
mercado temporal implementado por la municipalidad de
Jesús María.
Relata que cuanto cerraron el taller sintió mucho desconcierto, se deprimió y estuvo muy preocupada durante dos semanas por la falta de ingresos.
“Pero una mañana, sacudí la cabeza, vi a mis hijos y me puse de pie. Había que encontrar la manera de salir a flote de esta situación”, dice con firmeza.
Recuerda que su mamá enviudó cuando era muy pequeña, y que, pese a ello, salió adelante, con diez hijos que mantener. “Si ella pudo hacerlo, yo también. Es mi motivación y mayor ejemplo de lucha”, continúa.
Desde el mercado temporal, ubicado en el estadio municipal del Campo de Marte, Tita demuestra el entusiasmo con el que vive cada día. Su mandil, con la silueta de la Mujer Maravilla, la llena de actitud positiva. Se ha vuelto una experta, conocedora de las bondades que ofrecen las naranjas y mandarinas, cómo se cultivan, cuál es la mejor época del año para obtener los mejores frutos.
Esta mujer luchadora agradece que una amiga en el mercado le enseñara el negocio y que la contactara con los proveedores.
“A los 52 años pensé que no me podía reinventar. Si hace un tiempo me hubieran preguntado si creía que a esta edad podía aprender a hacer otra cosa, tal vez hubiese dicho que no; pero hoy, la vida y esta pandemia me han enseñado que podemos volver a empezar”, asevera.
Andrés, el esposo de Tita, también trabajaba en el taller, hoy se dedica a la reparación de cámaras de vigilancia, actividad que aprendió durante la emergencia sanitaria. Ambos han sabido salir adelante.
“Todos los días amanece, la vida no se detuvo, tenemos que ser perseverantes y pensar en grande”, puntualiza Esther.
Dato
El mercado temporal de Jesús María, ubicado en el Campo de Marte, funciona de jueves a sábado, de 09.00 a 15.00 horas.
Más en Andina: