La Real Academia Española (RAE) presentó la actualización 23.5 del "Diccionario de la lengua española" (DLE), que trae 3,836 modificaciones, tanto adiciones de artículos y de acepciones como enmiendas, entre las que figuran términos nacidos de la pandemia del covid-19, el lenguaje de Internet, la gastronomía y otros procedentes de todas las regiones hispanohablantes.
En la presentación, celebrada la semana pasada, participó el director de la RAE y presidente de la ASALE, Santiago Muñoz Machado, y la directora del Diccionario de la lengua española, la académica Paz Battaner.
La pandemia del
coronavirus sigue muy presente en todos los aspectos de nuestra vida, lo que se ha reflejado en nuestra lengua. La pasada actualización del DLE incorporó palabras que hoy están presentes en buena parte de nuestras conversaciones, como el propio término COVID.
A la actualización del 2021 se añaden modificaciones directamente vinculadas a la situación sanitaria, como cubrebocas, hisopado o nasobuco, así como nuevas acepciones para términos como cribado, o las formas complejas burbuja social y nueva normalidad.
También se han actualizado nuevos vocablos relacionados con el mundo de la sanidad, como triaje o vacunología.
Redes y nuevas tecnologías
La digitalización y tecnificación de nuestras sociedades se refleja en la creciente incorporación al Diccionario de la lengua española de términos nacidos directamente del lenguaje de Internet, las redes sociales y las nuevas tecnologías: bitcóin, bot, ciberacoso, ciberdelincuencia, criptomoneda, geolocalizar o webinario.
Otros con una entrada ya existente en el DLE se reinventan en la era digital e incluyen nuevas acepciones. Es el caso de audio, como mensaje sonoro que se envía digitalmente; compartir, para referirse a poner a disposición de un usuario un archivo, un enlace u otro contenido digital, o las nuevas acepciones de la jerga informática para los verbos cortar y pegar, a los que se añade la forma coloquial cortapega.
Para todos los gustos
La gastronomía suma también un importante grupo de palabras que se encuentran presentes en nuestras mesas y en las de buena parte del mundo. Se añaden al DLE platos como sanjacobo; cachopo, típico de la gastronomía asturiana; paparajote, dulce murciano preparado a partir de la hoja del limonero, o el rebujito andaluz.
También lo hacen otros alimentos como quinoa, voz de origen quechua, o crudité.
Otras entradas se actualizan con adiciones de forma compleja como ocurre en la del término tinto, que incorpora de verano, para referirse a la bebida típica de España compuesta de vino tinto y gaseosa o refresco de limón, o la adición de balsámico a la entrada vinagre.
Un mundo que habla en español
El Diccionario de la lengua española, elaborado en colaboración con la ASALE, incorpora términos procedentes del habla propia de todas las regiones hispanohablantes, un idioma que compartimos con cerca de 600 millones de personas en el mundo.
De esa forma, encontramos novedades que provienen directamente de la otra orilla del Atlántico, como la adición de una acepción de audífono como sinónimo de auricular, un uso propio de América.
Asimismo, aparecen los términos emergenciólogo y urgenciólogo, usados en distintas regiones de Hispanoamérica para referirse al especialista en la atención hospitalaria en urgencias.
Otros americanismos que ya se pueden consultar en la versión 23.5 del DLE son buseca, chuteador, repentismo, salvada, sambar o la forma compleja valer madre o valemadrismo para algo de poca importancia.
Más novedades
También se incorporan a la versión en línea del diccionario términos como enoturismo o gentrificación y algunos relativos a la sexualidad y el género, como poliamor, transgénero, cisgénero o pansexualidad.
La nueva actualización del DLE incorpora, asimismo, palabras coloquiales usadas en el día a día de los hablantes españoles, como búho, en referencia al autobús nocturno; chuche, acortamiento de chuchería; ojiplático, o las adiciones de acepción de entradas como empanado, quedada o rayar.