La demostración de afecto, escucha activa y conversación con los hijos son claves en esta situación de incertidumbre por la pandemia de la covid-19, en la que la figura paterna tiene la gran oportunidad de reafirmar su rol protector y afianzar el vínculo de aprendizaje juntos.
Indicó que en el padre recae el rol de guía, maestro protector y ‘primer héroe’ que ahora pasa más tiempo en el hogar, viviendo el proceso de adaptación al cambio con los hijos.
“Los niños con un padre o figura paterna involucrado activamente en su crianza crecen más seguros”, precisó.
Explicó que aún frente a las limitaciones de socialización con sus amigos o compañeros del colegio debido a las medidas por la pandemia, los niños siguen aprendiendo de sus protectores, lo que influirá como un estímulo de aprendizaje en su modelo a seguir, marcando así su personalidad.
“Están observando el comportamiento, gestos, tono de voz, así como la forma de interactuar del papá. Si están expuestos a situaciones de conflicto, a un padre estresado, preocupado, presente físicamente y ausente afectivamente, les generará confusión e inseguridad e incluso sentimientos de culpa y estrés”, subrayó.
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Una forma de motivar y estrechar los lazos es organizando el tiempo de los hijos para alternarlas con sus actividades académicas, generando espacios actividades físicas y relajación.
También es importante acompañarlos en las tareas y en sus clases virtuales, compartir momentos en familia con ellos, fomentar la creatividad y minimizar la exposición a los noticieros donde podría transmitirse miedo e incertidumbre.
Padres ausentes
Vargas Murga subrayó que la ausencia de un padre en el núcleo familiar puede afectar emocionalmente a los hijos y al desarrollo de su socialización; lo que se hace más intenso en las fechas festivas como el Día del Padre.
Si la ausencia se ha producido por un tema de separación o abandono del hogar, el niño presentará alta vulnerabilidad y mayor predisposición a desarrollar problemas de conducta, irritabilidad o a inhibirse como un escudo de protección ante sus temores.
Y cuando la partida ha sido generada por el fallecimiento repentino por la covid-19, sin poder despedirse, como ha sucedido en muchos hogares en el mundo, generalmente entran en ansiedad y temor a quedarse solos o experimentan nostalgia porque piensan que ya no tendrán protección.
Otros se mostrarán enojados y podrían tener sentimientos de culpa. En tanto, algunos parecería que no se dan cuenta de lo que está pasando, pero pueden presentar crisis, necesitando tiempo para asimilar y procesar el duelo.
En ese sentido, precisó que, ante un padre ausente, la figura paterna puede ser compensada por el tío, hermano o abuelo, quienes ayudarán en la protección y soporte emocional.
En caso la ausencia sea por fallecimiento acompañarán al menor a cerrar el duelo, ayudándole a expresar los sentimientos mediante un dibujo o escribiendo una carta de despedida, por ejemplo. Si necesitara manifestar sus emociones a través del llanto, deberán protegerlo, no reprimirlo.
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