Desde niño, Jhonathan de los Santos encontró su vocación por la enfermería, inspirándose en las visitas hospitalarias que realizaba junto a sus padres como parte de las actividades pastorales. Nunca dudó de su decisión ni se sintió intimidado por convertirse en enfermero, una profesión en la que las mujeres son mayoría.
Ahora, con 14 años de experiencia en esta noble carrera, asegura que la satisfacción de acompañar a los pacientes en su recuperación es inigualable, algo que lo llena de esperanza y satisfacción.
Como enfermero varón asegura que en ningún momento ha sentido discriminación en el desarrollo de su profesión en los diversos hospitales y clínicas donde laboró. Al contrario, siempre ha tenido el apoyo de sus compañeras de trabajo y un grato ambiente laboral.
“Nunca me he sentido discriminado como enfermero. Al contrario, las enfermeras son muy sociables y acogedoras con los varones enfermeros. Además, podemos trabajar juntos, en equipo, sin dificultad, con la finalidad de ayudar a los pacientes y sobre todo si son pequeños. Me siento muy bien trabajando con mis colegas mujeres porque hacemos un mejor ambiente de trabajo”, comenta a la Agencia Andina.
Este profesional de 37 años, natural de Chimbote, lleva ocho años trabajando en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) Pediátricos del Instituto Nacional de Salud del Niño-San Borja (INSN-SB), servicio en donde es el único varón de un total de 12 enfermeras.
Cabe indicar que el número total de enfermeras de las distintas áreas del INSN-SB es 561 y entre ellas 40 son varones.
Reto
De los Santos manifiesta que uno de los grandes desafíos asumidos en su profesión es atender, en este momento, a niños, población que tiene una peculiaridad ya que requiere de mucha empatía y paciencia, pues no siempre entienden su situación médica y, además, no expresan a cabalidad su malestar o dolor.
“Jamás imaginé ser enfermero pediátrico, lo veía un poco difícil; pero con el apoyo de mi esposa, que es doctora, pude asumir este reto. Desde que estoy en esta área he aprendido bastante, porque los niños necesitan mucha atención, comprensión, empatía; tanto ellos como sus papás”.
Este padre de dos hijos, de 9 y 5 años, recuerda que uno de los momentos más difíciles que le tocó afrontar en su carrera fue la época del covid-19, cuando tuvo que convertirse en "papá" de todos los niños hospitalizados en UCI ya que ninguno de los progenitores podía ingresar debido a los protocolos de salud establecidos.
“Soy padre de dos niños y cada vez que atiendo a un menor en UCI lo hago como si fuera mi hijo, con el mismo amor y pasión. Eso hace que pueda dar lo mejor de mí para poder ayudarlo. Cada vez que un niño se recupera, para nosotros es una alegría y esperanza muy grande y esto nos motiva a seguir adelante”, asevera emocionado.
Vocación de servicio
Jhonathan señala que a lo largo de todos estos años ha recibido constantes muestras de agradecimiento por su trabajo, lo que, destaca, valora mucho, sobre todo si proviene de la sonrisa o el abrazo de un niño que ha podido vencer su enfermedad.
Por eso, dice, estudiar enfermería fue la mejor decisión que tomó en su vida, porque, de esta manera, puede ayudar a los más desvalidos y, a la vez, convertirse en una mejor persona para él y su familia.
“La carrera de enfermería es muy hermosa, porque puedes ayudar a las personas que más lo necesitan. Si tienes la vocación y convicción estudia esta profesión que, en verdad, es muy sacrificada, pero que te brinda grandes satisfacciones en la vida”.