La explanada del parque arqueológico de Sacsayhuamán, ubicada en la parte superior de la ciudad del Cusco, a unos quince minutos en auto, fue espacio ideal para la revaloración del Warachikuy, ritual inca, que espera convertirse en el segundo más importante después del Inti Raymi.
La actividad incásica evocada por más de mil estudiantes del colegio Ciencias, padres de familia y docentes, comenzó ayer muy temprano con los rituales del agua y el reconocimiento de la dualidad andina en la calle Santa Clara y luego la recepción del Inca Pachacuteq en la plaza de Armas.
Alrededor de las 9 de la mañana las danzas ancestrales recibieron al máximo gobernante del Tahuantinsuyo, interpretado por el actor Robert Paucara, la coya, su séquito y las delegaciones de escolares, que representaron con sus trajes distintivos, a los cuatro suyos.
El clima fue agradable y el ambiente festivo con los más de tres mil cusqueños y turistas, entre nacionales y extranjeros que aplaudieron el inca. Éste se regocijó ante el Sol, su padre, lo saludó y dijo en quechua “aquí estamos tus hijos”, luego la coya le cantó “Intillay” (mi sol).
Como fue y es habitual, Pachacuteq ordenó la lectura de las hojas de coca, la cual, con el viento de setiembre, auguró una buena ceremonia, pues los apus y auquis estaban de acuerdo con el
Warachikuy, ritual de destreza física que los adolescentes y joven ponen en marcha para pasar a la madurez o adultez.
"Va ser un buen Warachikuy, se va a desarrollar bien" le dijo su sacerdote andino, y el inca después de masticar o picchar la coca expresó “nuestra coca está buena, está deliciosa, no se preocupen este Warachikuy se encaminará bien”, luego ofreció un kero o vasija llena de chicha al Dios Inti y a la Pachamama y consiguientemente a la concurrencia “que se entregue a todos para que nadie tenga sed”, finalmente pidió enciendan fuego, como último ritual.
Después de la bendición del Inca, el Sinchi dispuso el despliegue e ingreso a las actividades físicas, y entre las pruebas más riesgosas estaban atravesar puentes y caminos hechas con cuerdas, las que no todos podían y solo los más inteligentes y fuertes concluían.
La habilidad, ingenio y desafío a la que fueron expuestos, primó, el Inca ya contaba con un selecto número de jóvenes para las múltiples representaciones, como las guerras. A estos el mismo Inca, les puso las orejeras, especie de pendientes gigantes tras orificios en sus orejas y finalmente la wara, especie de interior, que les permitía acceder a la comunidad de adultos.
La escenificación del rito ancestral culminó con el saludo e invitación del inca al próximo Warachikuy, la cual buscará ser la mejor ante los ojos de los turistas, pues en esta ocasión participaron operadores en turismo que ofrecerán esta ceremonia incásica en el país y el mundo.
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(FIN) PHS/MAO
JRA
Publicado: 18/9/2023