María del Pilar Huby, cirujana plástica del INSN San Borja, explicó la complejidad de los casos de
niños quemados causado por uno de los agentes más recurrentes: el agua caliente. “La familia de Ulises (5) cocinaba chicha de jora en una cocina ubicada a menos de un metro de altura y al jalar la olla que estaba a su alcance, se volteó sobre él y le quemó el 38,5% de su cuerpo”, explicó.
“Le hemos tenido que hacer injertos de piel porque se quemó la cara, el tórax y los brazos. Ahora está en recuperación porque lo operamos hace dos días, pero todavía hay otras zonas por injertar. El proceso de recuperación puede tomar 38 días, pero puede extenderse si tiene condiciones añadidas, como desnutrición, o si se producen infecciones”, contó al hablar de las complicaciones que dificultan el tratamiento. Ulises también se quemó una oreja, un área difícil de manejar.
Solo la mitad del proceso de recuperación del paciente se produce durante la hospitalización, ya que el otro 50% se realiza posteriormente y consiste en terapias física, psicológicas y hasta del lenguaje.
“La familia también necesita apoyo, cuando un niño se quema, se quema toda la familia porque todos sufren, los papás no están en casa (porque deben acompañar al hermano herido al hospital) y deben relegar sus tareas diarias y encargar a sus otros hijos”, dijo Huby al celebrarse este 25 de octubre el Día Latinoamericano de la Prevención de Quemaduras.
En el tratamiento de niños con quemaduras es importante el soporte de los padres, por eso Betty Miranda dejó su trabajo para acompañar a su hija Maia en el hospital y encargó a su esposo el cuidado de su otro pequeño. “Ahora mi hija me necesita más”, señaló.
Para acompañar a Ciara, su padre dejó su casa en Tingo María y se instaló en el albergue gratuito que poseer el INSN San Borja para familiares de niños derivados del interior del país. Así Wilmer está cerca de su pequeña en el proceso de recuperación.
Los niños no deben jugar en la cocina
Cada año el Pabellón de Quemaduras del Instituto Nacional de Salud del Niño (INSN) de San Borja recibe hasta 400 casos de menores quemados por diferentes agentes, pero los más recurrentes son los provocados por líquidos calientes dejados al alcance de ellos.
En diálogo con la Agencia Andina, la directora del INSN San Borja, doctora Zulema Tomás, enfatizó en la necesidad prioritaria de adoptar medidas de prevención para evitar que más niños sufran estos accidentes que no solo lastiman sus cuerpos, sino que ocasionan profundas heridas emocionales.
“Las quemaduras se pueden prevenir. El 65% de las quemaduras que nos llegan son por agua caliente, cuando los niños –sobre todo en regiones- están cerca de los lugares donde se realizan preparaciones y se les vierte el líquido o caen en las ollas. Eso es algo que se puede evitar impidiendo que los niños estén en el mismo lugar donde se cocina en leña”, expresó.
Cicatrices físicas y emocionales perduran
“Si llegan con más de 40% de su cuerpo quemado, incluso con quemaduras internas, los niños pueden ser sometidos hasta a 10 cirugías, y permanecer entre 7 y 50 días en UCI”, sostiene la directora del hospital, quien recuerda así que el proceso de recuperación es arduo y doloroso, ya que los niños son propensos a infectarse inmediatamente.
“El tratamiento de un paciente quemado es largo y paralelamente a la recuperación física se tiene que llevar un tratamiento psicológico porque las quemaduras dejan secuelas emocionales muy graves que los acompañan toda la vida”, señaló.
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(FIN) RAI/RRC
Publicado: 25/10/2025