Andina

Cooperación japonesa con Perú pone énfasis en el desarrollo social y la gestión ambiental

Asimismo, en la mitigación del riesgo de desastres, explica director senior de JICA, Takayoshi Tange

Personal de la planta de revalorización y relleno sanitario de Talara (Piura), proyecto ejecutado con apoyo de la cooperación japonesa. Foto: JICA Perú

Personal de la planta de revalorización y relleno sanitario de Talara (Piura), proyecto ejecutado con apoyo de la cooperación japonesa. Foto: JICA Perú

07:00 | Lima, dic. 8.

La cooperación reembolsable de Japón hacia el Perú retomará en los próximos años sus niveles prepandemia, tras acumular 4,400 millones de dólares hasta 2018, estimó el director senior de la Agencia Japonesa de Cooperación Internacional (JICA), Takayoshi Tange.

En diálogo con la Agencia Andina, el funcionario de la casa matriz de JICA detalló que la cooperación de su país pone énfasis en tres áreas: mejoramiento de la infraestructura socioeconómica para la reducción de brechas sociales, la gestión ambiental y la prevención y mitigación de desastres naturales.


Acción en pandemia

Desde Tokio, el también director de la División Sudamérica del Departamento para América Latina de JICA dijo que, en 2020, con la pandemia de la covid-19 en plena expansión, la cooperación se enfocó en garantizar apoyo total para atender los problemas de salud y abastecimiento de medicinas.

En todo el mundo, hubo escasez de recursos para responder a la emergencia sanitaria, observó el funcionario, al precisar que –en ese contexto– la cooperación impulsó en el Perú campañas en temas aparentemente básicos, pero de gran repercusión en el manejo de la pandemia. 

“En la Amazonía, promovimos una campaña de lavado de manos”, relató Takayoshi Tange, vía Zoom. “Parece poco, pero ha sido muy eficiente”.

Aprovechando su programa de Amazonía Rural en el Perú, en coordinación con el Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento (MVCS), JICA hizo donaciones de pequeñas bolsas con jabón para animar a las comunidades al lavado frecuente de manos.

Director senior de JICA, Takayoshi Tange.

Solidez económica

Junto a estas intervenciones, a través de la línea de cooperación para la comunidad nikkei también se movilizaron hacia el Perú recursos y donaciones que beneficiaron a la población local. La clínica Centenario, por citar un caso, recibió equipos para mejorar el servicio a los pacientes covid-19.

Pero nuestra participación no se detiene allí, sostuvo el representante de JICA: “Estamos en conversaciones con el sector Economía y Finanzas y si el Perú requiere financiamiento de emergencia, puede contar con el apoyo presupuestario de la cooperación japonesa”.

En todo caso es un ofrecimiento –aclaró el vocero–, puesto que las finanzas del Perú han mejorado y se percibe solidez macroeconómica. “Los peruanos deberían sentirse muy orgullosos de haber creado un sistema tan sólido que los protege de los impactos de la pandemia”.

Desde 1958

La historia de la cooperación japonesa con el Perú comenzó en 1958, cuando recibimos al primer becario peruano, recuerda Tange. Fue un experto en metalurgia que viajó para un curso especializado, sin advertir especialmente que colocaba el primer párrafo en un largo relato de amistad y apoyo mutuo.

Seis décadas después, con más de 7,000 becarios peruanos preparados en Japón, en diversas materias, y centenares de voluntarios nipones cruzando el océano Pacífico para apoyar el desarrollo del Perú, la cooperación ratifica sus prioridades: manejo de residuos, agua potable, gestión del riesgo. 

En una iniciativa coordinada con el Ministerio del Ambiente (Minam) “estamos construyendo rellenos sanitarios en 30 ciudades del Perú con gran afectación ambiental debido a los botaderos informales”, detalló Tange. 

Y, más allá de su relevancia, este proyecto no implica utilizar sofisticada tecnología digital, sino incorporar algunos cambios en la construcción de los rellenos sanitarios, para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Agua y saneamiento

Otro tema clave para JICA es el agua potable y el saneamiento. Se trata de un antiguo reto para el Perú, cuya capital es la segunda ciudad más grande del mundo asentada en un desierto. 

Somos socios del Servicio de Agua Potable y Alcantarillado de Lima (Sedapal) desde los años 90, refirió el funcionario. En este caso, la cooperación técnica se enfoca en un proyecto para controlar el mal uso del recurso hídrico y reducir el volumen de agua no facturada.

En Tokio, el agua no facturada es de alrededor del 3 % del total; en cambio, en muchas ciudades del Perú llega hasta el 50 %. Para Tange, la crisis del sistema de saneamiento está allí, “ese es uno de los retos permanentes” del país.


Prevención de desastres

Además, como países de la cuenca Asia-Pacífico, el Perú y Japón comparten ubicación en el Anillo de Fuego del Pacífico, razón por la cual “la prevención del riesgo de desastres es un área clave”, opinó el director de JICA. 

Tenemos una larga historia compartida en la prevención de desastres que impactan en la vida de los humanos, resaltó. 

Por ejemplo, el Centro Peruano-Japonés de Investigaciones Sísmicas y Mitigación de Desastres (Cismid) fue creado en 1986 en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) con financiamiento de JICA.

“El ingeniero Julio Kuroiwa (1936-2019) es el padre de la prevención sísmica en el Perú y tuvimos el honor de trabajar con él”. 

A grandes rasgos, esta es la magnitud de la cooperación de Japón con el Perú, enfatizó Takayoshi Tange. Una amistad a prueba de sismos.

Foto: Centro Peruano-Japonés de Investigaciones Sísmicas y Mitigación de Desastres (Cismid).


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(FIN) CCH
JRA


Publicado: 8/12/2021