Adolescentes de 11 pueblos originarios de la selva y comunidades andinas compiten en fútbol femenino en los Juegos Deportivos Escolares Nacionales y destacan por su entrega y deportivismo.
1 Para la foto, visten el traje de su emblemática paisana: la cacique Tomasa Tito Condemayta, brazo derecho de Túpac Amaru II, fémina de temple como las adolescentes de la provincia de Acomayo que dejan lo mejor de sí en el estadio Monumental, en Mayorazgo, Ate.
El combinado planea en quechua-collao sus estrategias deportivas. Son alumnas de los colegios Policarpo Caballero Farfan y Huáscar; del centro poblado Choseccani (distrito de Pomacanchi) y el segundo en Huáscar (distrito de Acomayo).
En los centros poblados de Acomayo es común ver a las chicas jugar en ojotas y lindas polleras el deporte rey.
Por ello, para dar con el “once ideal”, los tres partidos definitorios tuvieron lugar en el estadio de Sangarará, punto medio entre ambas localidades.
Por segundo año consecutivo, ellas participan en los Juegos Deportivos Escolares Nacionales (JDEN), actividad del Ministerio de Educación que incluye a adolescentes de pueblos originarios en la categoría C de fútbol femenino.
Para ellas, es como llegar a la final de la Champion League. Solo dos repiten el plato. Para el resto fue su primer viaje a la ciudad del Cusco y su primera visita a Lima.
Aunque sus deportistas como Gladis Puma o Nilda Quispe han tenido un buen desempeño en la cancha, a la profesora Rosmery Páucar, le preocupan los resultados: sus pupilas empataron los dos primeros encuentros y depende del tercero para soñar con la semifinal y final de los JDEN.
2 Para la mayoría de las adolescentes de las 11 comunidades que participan en el campeonato de la JDEN es la primera vez que salen de sus comunidades, que toman un avión y llegan a Lima.
La volante izquierdo Mayli Romero quiere sorprender a la arquera Keyra Morales. “Estamos con la puntuación perfecta”, saca el pecho el profesor William Verástegui: “tres partidos jugados, los tres ganados”. Es la sumatoria de las fuerzas combinadas de las instituciones educativas bilingües Alipio Ponce Vásquez, de la comunidad de Tsiriari, y la Aldea del Niño Beato Junipero Serra, de Mazamari, en la selva central. Las chicas visten cusma, tsarato (bolsa) y aparina (adorno).
La Aldea... es un internado adonde llegan menores de las comunidades alejadas. Ahí se habla nueve lenguas, pero prevalece el asháninka, una etnia donde se aprovechan las tardes para el deporte. Chicos y chicas practican en los estadios el “qoribori” (fulbito), “chotanka” (voleibol) o tiro al blanco con fecha. Para las chicas, que están acostumbradas a jugar el “qoribori” y las clases de educación física, descalzas, ha sido “un poco difícil” acostumbrarse a los chimpunes. A pesar del cemento y el calor, ellas preferirían estar descalzas.
En su mayoría quieren ser docentes o policías (porque viven cerca de la base antisubversiva de la PNP, y quieren defender sus tierras y comunidades.).
3 En Condorcanqui, ellas quieren ser profesoras de educación física. Porque además del fútbol y el vóley, les encanta el karate. El problema es que no tienen apoyo de sus padres y se casan muy jóvenes. Es dicífil aspirar a otro futuro. Las pocas pueden educarse a distancia en instituciones privadas.
Las 15 estudiantes que compiten son las mejores de cuatro instituciones educativas bilingües de la provincia de Condorcanqui (Amazonas). Su lengua materna es el awajun y vienen de comunidades del distrito de Cenepa: Kigkis, Wawaim, Kusu Kubaim y Tuutin Tutino. Para hablar de distancias en bote, carretera y avión, sinteticemos que a las alumnas de Kusu Kubaim les tomó dos días llegar a Lima.
Seleccionarlas fue complicado no solo por las distancias, sino por la falta de material deportivo y las losas enlodadas, cuenta el entrenador Luis Quiroz, pero aún así la selección ha avanzado en todas las etapas de los JDEN. Son lo mejor de lo mejor. Ya clasificaron a la semifinal.
4 Vienen del Vraem y hablan el quechua chanka. Vienen de centros poblados de los distritos de Pucaccolpa (Huanta) y Vinchos (Huamanga). Solo para llegar de Llactapata a la ciudad de Huanta se necesitan nueve horas por un camino de herradura. Es el otro Perú del siglo XXI.
“El año pasado campeonamos, pero esta vez nos está yendo mal”, dice preocupado el profesor Renán Cuba. El problema, opina, puede tener la raíz en que solo la mitad de las chicas que participaron en 2017 actúan hoy en los JEDN.
Cada pueblo, una realidad distinta. “No es común ver en las calles a las chicas jugar el fútbol, muy pocas lo hacen”, dice Cuba. Las alumnas están limitadas en casa y mayormente solo hacen deportes a la hora de educación física o en los campeonatos.
Tampoco se acomodan al uso de los chimpunes, prefieren sus zapatos o zapatillas. Ahí se sienten como pez en el agua. El profesor cuenta que muy pocas al terminar la secundaria recibirán apoyo para estudiar alguna profesión. Será el partido más duro que afrontarán.
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(FIN) DOP/MAO
Publicado: 28/9/2018