Por: Ítalo VergaraAño tras año, las investigaciones relacionadas al cáncer logran generar nuevos conocimientos relacionados a la búsqueda de curas y tratamientos más efectivos contra esta enfermedad. Por ejemplo, una de las apuestas científicas más recientes está ligada al estudio de la relación entre el cáncer y las bacterias humanas conocidas como microbiomas. Esta es la línea de estudio de Miguel Camacho Rufino, un joven biólogo piurano de 25 años, quien reside en Israel.
En ese país, se desempeña como investigador
junior en el
Instituto Weizmann de Ciencias. En el centro de investigación, el biólogo estudia la interacción entre el cáncer (específicamente el que afecta al sistema colorrectal) y los microbiomas (bacterias del cuerpo humano), y cómo éstas influyen en el desarrollo de la enfermedad.
"Sabemos que las bacterias en el intestino pueden
desarrollar o promover el cáncer colorrectal, que es el
cáncer de colon, y estamos estudiando por qué estos microorganismos ingresan dentro de las células cancerígenas", explica Miguel Camacho a la
Agencia Andina.
Incluso, existen bacterias que secretan distintas moléculas que incentivan la metástasis (migración de las células cancerígenas de un órgano a otro), como encontró un
estudio publicado en la revista
Science.
Así, el cáncer de colon puede migrar del intestino hacia el hígado, y hay indicios recientes que sugieren que las bacterias en cuestión pueden ser responsables de ello. Esto ocurriría no solamente con el cáncer colorrectal, sino también en casos de cáncer de mama y pulmón, entre otros.
También, por ejemplo, en el caso del cáncer del pulmón, recientes
investigaciones estiman que las bacterias que se encuentran en la cavidad bucal pueden sentirse muy "atraídas" por las sustancias que contiene el cigarro u otras sustancias tóxicas y migrar hacia los pulmones.
"Cuando una persona fuma, esas sustancias se quedan en los pulmones. Luego esas bacterias de la boca, al ser atraídas, migran desde la cavidad bucal hacia los pulmones. Una vez allí, ya no pueden regresar", comenta el biólogo piurano. Es así que se crea un ambiente hostil: la acidez empieza a crearse y cambian diferentes parámetros, lo que podría dar pie al cáncer de pulmón.
Esta relación entre las bacterias o microbiomas y el cáncer se descubrió hace relativamente poco, por lo que el grupo de investigación en Israel, conjuntamente con el Centro de Cancerología de Alemania, busca analizar todas las interacciones que existen entre estos microorganismos y las células malignas. "Hasta ahora no se conoce, esto es totalmente nuevo", afirma Camacho.
¿Cómo ayudarían las bacterias a combatir el cáncer?
El fin último de la investigación de Camacho busca conocer cómo se comportan los microbiomas, cómo se reproducen, a qué temperatura y qué drogas les afectan. "Hay
bacterias buenas y bacterias malas, y queremos saber qué factores hacen que estas bacterias buenas se conviertan en patógenas", añade Camacho. Esto permitirá conocerlas mejor y combatirlas, si fuera posible y necesario.
Pero también, las bacterias pueden funcionar como pequeños vehículos a los que se les insertarían drogas o medicamentos para que puedan colonizar el tumor (y ahí expandirse, crecer o autodestruirse), liberando estos nuevos fármacos que podrían acabar con el tumor maligno. Sin embargo, el camino es muy largo aún.
En el instituto israelí trabajan con
cultivos celulares en 3D. La diferencia de éste con un cultivo celular clásico es que los tridimensionales replican mejor la estructura que se encuentran en los organismos vivos.
Estos cultivos tridimensionales se llaman organoides. Para obtenerlos es necesario tomar primero una biopsia del paciente que sufre de cáncer. Luego, se corta el tejido en fragmentos pequeños y, agregando factores de crecimiento, las células son capaces de formar pequeños intestinos, que se conocen como organoides.
"Podemos sacar biopsias de pacientes sanos y de pacientes con cáncer, y podemos cultivar organoides tumorales o mini intestinos tumorales y mini intestinos sanos. Después, a estas esferas, que serían los organoides, les hacemos una microinyección de bacterias, para replicar mejor a los organismos que tenemos en el intestino, y allí estudiamos la interacción entre ellos y las células del epitelio", explica Camacho.
El investigador también destaca el rol fundamental que juega la
dieta en el desarrollo del cáncer. "La dieta juega un papel muy importante porque va a ser metabolizada por las bacterias, que van a crear cierto ambiente", comenta.
Así, por ejemplo, si un individuo come demasiadas grasas saturadas, se podría generar un ambiente inadecuado en los intestinos, que a la larga provocará un
estrés oxidativo celular que inducirá a la mutación que precede al cáncer. Esta relación ya ha sido sugerida por diversos
estudios, tanto en
humanos como en
animales, aunque el debate se mantiene.
El largo camino hacia la ciencia
Camacho reconoce que no fue fácil lograr acceder a las becas que le permitieron llegar a Europa y Asia. Sin embargo, es consciente del profundo amor que tiene por la biología, relata el egresado del Colegio de Alto Rendimiento COAR – Lima. Miguel era muy curioso sobre los seres vivos: cuando encontraba una rata muerta o una mosca, la veía en el microscopio, lo cual lo dejaba fascinado.
Posterior a ello, ingresó a la Universidad Nacional de Piura, en donde ganó una beca del Pronabec para estudiar un pregrado en Francia, en 2016. Estuvo en Lyon (Escuela Normal Superior de Lyon) y Montpellier (IUT Montpellier – Sète); y, tras obtener su maestría, en 2021, fue a trabajar al Centro Alemán de Investigación Oncológica, ubicado en Heidelberg.
Ahora, Camacho reconoce estar económicamente mejor que en ese año. Para entonces se encontraba en Francia y su visa de estudiante había vencido. Por ese motivo, no podían pagarle en los centros de
investigación y laboratorios en donde hacía sus prácticas. Sumado a ello, la beca que le ampliaron desde 2019 culminó.
"Sin un salario fue muy difícil", manifiesta. Pero buscó trabajo y pudo encontrarlo, afortunadamente. Fue en un restaurante de comida peruana en Lyon, llamado KrioYa, el cual le pertenece a una amable mujer tumbesina de nombre Verónica, a la que Miguel recuerda con profundo aprecio. "Me acogió y ahí estuve trabajando de noche. Durante el día estudiaba, y eso me permitió vivir los primeros meses en Alemania", señala. Allí estuvo entre octubre y diciembre de 2021, preparando ceviches y toda variedad de platillos peruanos.
Luego viajó al país bávaro, en donde consiguió un trabajo en una agencia de turismo. Miguel solo trabajaba durante el almuerzo, pero las propinas eran buenas. Básicamente, su labor consistía en
conversar con turistas, a quienes les contaba sobre su
labor científica. "A veces me daban buenas propinas, me daban 50, 40 euros. Una vez me dieron 110 euros. A la semana sacaba más de 200 euros en propina, aparte de mi salario. Eso me permitió vivir en Alemania. Allí mi jefe, como vio que era bueno, me comentó sobre la oportunidad de venir a Israel", narra.
"Mucha gente me dice: '¿Por qué te fuiste a Alemania, sabiendo que no ibas a tener un salario?' Y es que el tema que hacían allá me gustaba mucho...Me fui básicamente porque me gustaba, porque me apasionaba la temática del cáncer con las bacterias", concluye.
Finalmente, Camacho no descarta regresar al Perú para aplicar sus conocimientos sobre lo que más ama: la biología. "Hay un consejo que me dio mi profesor en Francia, porque yo estaba indeciso. Él me dijo algo que siempre voy a recordar: 'Quita el lado económico. Imagina que tienes mucho dinero, y ya con el dinero, ¿a qué te dedicarías?' Yo creo que la respuesta a esa pregunta es a lo que de verdad te quieres dedicar".
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Publicado: 13/7/2022