Una de las afecciones mentales más comunes en nuestra sociedad son los trastornos alimenticios, que consisten en comportamientos, sentimientos y percepciones anormales e irreales de nuestro cuerpo y peso que pueden afectar gravemente nuestra alimentación y en consecuencia nuestra salud.
A puertas del Día Internacional de la Lucha contra los Trastornos Alimentarios (30 noviembre), dos especialistas del Instituto Daniel Alcides Carrión informan sobre los principales signos de alarma y las formas de apoyar a algún familiar o amigo con un problema de este tipo.
El licenciado César Blas, psicólogo del Instituto Carrión, nos explica que existen factores desencadenantes en este tipo de trastornos y que suelen ser más frecuentes en adolescentes y jóvenes que están desarrollando su autoestima.
“Existen factores emocionales que pueden predisponer a una persona a desarrollar este tipo de trastornos que ocurren, principalmente, en adolescentes y jóvenes. La baja autoestima, la depresión y ansiedad generados por situaciones como el bullying, las bromas constantes por parte de amigos y familiares con respecto al aspecto físico, una mala relación con los padres, entre otros, son los ingredientes perfectos para desarrollar este tipo de trastornos”, comenta el especialista.
Por su parte, el licenciado Vladimir Cochachi, docente de enfermería del Instituto Carrión, nos detalla las siguientes señales que pueden indicar un trastorno alimenticio:
- Sobrealimentación compulsiva; alimentarse no por hambre, sino por ansiedad.
- Dejar de comer o comer en horarios inadecuados.
- Dirigirse al baño inmediatamente después de comer.
- Organizar los alimentos de forma excesiva.
- Ayunar constantemente sin ninguna razón.
- Usar laxantes y medicamentos diuréticos para eliminar líquidos del cuerpo.
- No querer comer en público.
- Realizar ejercicios de forma extrema; hasta llegar al vómito o desmayo.
- Cansancio y somnolencia, desmayos repentinos, desgano, etc.
- “Este tipo de trastornos pueden generar anemia, osteoporosis, deshidratación, y en casos más graves, infartos, insuficiencia renal, úlceras gástricas, entre otros. Si tenemos sospechas de que algún familiar o amigo tiene estos problemas debemos estar atentos a su comportamiento y brindarle apoyo para superar esta complicada situación”, explica Cochachi.
¿Qué debemos hacer en casa para evitar este tipo de problemas?
- Cuidar la forma en que nos expresamos respecto a nuestro aspecto físico y el de los demás. Esta manera de expresión tendrá una poderosa influencia sobre nuestros hijos.
- Centrar la atención en la conservación de la salud, quitándole valor al peso.
- Instaurar un estilo de vida activo en casa, considerando actividades físicas acorde a gustos y posibilidades.
- Abordar el mito del “cuerpo perfecto”. Es importante escuchar a nuestros hijos cuando se refieren a esta falsa perfección para conversar con ellos y orientarlos utilizando palabras acordes a su edad y nivel de comprensión.
- Estar atentos a la mínima muestra de acoso; comentarios despectivos o agresiones verbales o físicas que pueda recibir el menor por parte de amigos. Esta situación puede desencadenar problemas en su salud mental.