Ha pasado más de una semana y aún la gente sigue experimentando el sinsabor de
, al punto de que, por falta de motivación, algunos procuran no ver programas deportivos o incluso evitan hablar de las selecciones que sí clasificaron a Catar 2022.
¿Qué ha ocurrido? La médico psiquiatra Giovany Rivera Ramírez, del hospital Víctor Larco Herrera, dijo que la eliminación duele por muchas razones, pero quizá principalmente porque hubo mucha expectativa por ganar y estar en el Mundial al igual que en Rusia 2018.
"Todo el bloque familiar se movilizó en torno al fútbol, hay gente que no fue a trabajar ese día y todos se reunieron con la expectativa de que íbamos a ganar. Muchos viajaron siguiendo a la selección, invirtiendo su dinero y bastaba ver el estadio (en Doha) para creer que éramos locales", dijo en el programa Saludable Mente de Andina canal online.
Rivera señaló que, a diferencia de otros tiempos, el dolor y la impotencia por no haber clasificado se ha sentido ahora como algo propio y advirtió que eso podría ser una señal de que cada vez está mejor construida la identidad que tanta falta nos hace como país.
"Antes, cuando ganaba la selección decíamos 'ganamos', sentíamos que el triunfo era personal, era nuestro. Pero cuando perdíamos, decíamos 'perdió el equipo, perdió fulano o mengano' y se le daba con palo a todos. En cambio, esta vez se ha visto más solidaridad y agradecimiento de la hinchada. Eso habla de cómo vamos madurando socialmente. Es una respuesta más empática".
La especialista consideró que cuando la identidad de un país está más lograda, la pérdida (no clasificar) se siente como algo más propio y duele más y eso, añadió, aunque parezca ambivalente, es bueno.
"Antes si ganábamos, ganábamos todos y si perdían, eran ellos los que perdían. Ahora hay una identificación que va más allá del fútbol, es una identificación como nación, como país, que se está construyendo desde varias aristas y el fútbol también está contribuyendo. Eso es saludable y rescatable".
Sobre la tristeza que manifiestan aún muchos hinchas, Rivera aconsejó validar dicha emoción y no descalificar a quienes lo expresan. Luego, dijo, se debe gestionar la emoción pensando que "no se acabó el mundo" y que en cuatro años habrá otra oportunidad y quién sabe mejor.
"Tenemos que gestionar el dolor y la tristeza pensando que debemos mirar hacia adelante porque no ha sido el último mundial, en 4 años hay otro y seguro llegaremos pues habrá un equipo más consolidado y siempre tendrá el respaldo de la mejor hinchada del mundo".
La experta en salud mental refirió que "es necesario tomar conciencia de que estamos creciendo y madurando" y reconocer que lo que antes nos ha detenido ha sido la fuerte autocrítica y lanzarnos el látigo contra nosotros mismos.
Destacó que las generaciones más jóvenes son, en general, más libres expresando sus emociones, a diferencia de los más antiguos, para quienes el fútbol constituía un pequeño espacio de desfogue emocional donde, en medio de una cultura machista, estaba permitido incluso llorar.
"El fútbol tiene esa capacidad de convocatoria, en el estadio están todos juntos: no hay razas, no hay religión ni clase social, todos estamos unidos. Por eso es una ventana para explorar nuestras emociones", puntualizó.
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(FIN) RRC