El 90% de los casos de cáncer de hígado en el Perú son consecuencia de la infección con el virus de la hepatitis B (VHB), enfermedad que aumenta la posibilidad y el riesgo de desarrollar cirrosis e insuficiencia hepática.
En algunas personas, la hepatitis B puede desarrollarse de manera aguda, es decir, tener una duración de seis meses en el organismo; mientras que, en otras, puede volverse crónica, aumentando el riesgo de sufrir cirrosis e insuficiencia hepática en un 35% aproximadamente.
De acuerdo con la Dra. Alessandra Dulanto, supervisora de las Unidades Médicas Empresariales (UMES) de Pulso Salud, existen cuatro principales formas de contraer esta infección:
- Contacto sexual. Al tener relaciones sexuales sin protección con una persona infectada, a través del ingreso de sangre, semen o secreciones vaginales al cuerpo.
- Compartir agujas. Se transmite fácilmente a través de jeringas contaminadas con sangre infectada. Por ejemplo, al usar los mismos elementos para consumir drogas ilícitas por vía intravenosa.
- Pinchazos accidentales de aguja. Este es motivo de preocupación, principalmente, para los trabajadores de salud y todos los que están en contacto con sangre humana.
- De madre a hijo. Las mujeres embarazadas que tienen este virus pueden transmitirlo a sus bebés durante el parto y, en esas situaciones, el 90% de ellos lo desarrolla de forma crónica. Por ello, la prueba de detección es parte del control regular durante la etapa de gestación.
La especialista agregó que esta infección puede presentarse de manera asintomática, tanto para casos agudos como crónicos e, incluso, en esta última, puede no llega a mostrar señales hasta después de varios años, “algunos de ellas se manifiestan a través de la fatiga, falta de apetito, molestias estomacales, piel y ojos amarillentos, orina oscura, dolores articulares, entre otros”.
Resaltó que la vacunación contra la hepatitis B a través de tres dosis es necesaria para lograr la inmunidad frente a esta enfermedad.
“Se recomienda administrar la primera dosis de la vacuna en las primeras 24 horas del nacimiento y completar el esquema en el transcurso del primer año de vida. Los adolescentes y adultos no vacunados deben recibir tres dosis con intervalos de un mes entre las dos primeras dosis, y, después de seis meses, la tercera. En caso de pacientes de alto riesgo podría ser necesario un refuerzo 10 años posterior o, incluso, tener esquemas alternativos recomendados por el profesional de la salud”.
Asimismo, indicó que es sumamente fundamental que sea administrada a los pacientes con sistemas inmunológicos en desarrollo o deprimidos, “niños, adultos mayores, personas con diabetes y pacientes con VIH, cáncer o que estén en un proceso de hemodiálisis”.
En esa línea, resaltó la importancia de su prevención y reforzó que el Día Nacional de la Lucha contra la Hepatitis B, que se conmemora cada 20 de junio, es una oportunidad para que la población tome mayor conciencia sobre la vacunación y el chequeo médico, principalmente, para aquellas personas con factores de riesgo, ya que solo un examen de sangre dirigido para detectar la hepatitis B puede confirmar el diagnóstico.
“El tratamiento implica una alimentación balanceada, un estilo de vida saludable y abundante líquido; además de incluir un control periódico de perfil hepático para conocer el estado del hígado, visitar regularmente a un gastroenterólogo, seguir la receta médica impartida por su especialista, con la finalidad de tener controlada esta condición y evitar su avance”, finalizó.
Más en Andina: