Andina

Bosque de Protección San Matías-San Carlos celebra 37 años cuidando un tesoro amazónico

Área natural protegida por el Estado creada en 1987 se ubica en la provincia de Oxapampa de la región Pasco

El Bosque de Protección San Matías-San Carlos se establece el 20 de marzo de 1987, con el fin de proteger la vegetación Boscosa existente en la parte alta de las cuencas hidrográficas de los ríos Pichis y Palcazú,en la provincia de Oxapampa, región Pasco.

El Bosque de Protección San Matías-San Carlos se establece el 20 de marzo de 1987, con el fin de proteger la vegetación Boscosa existente en la parte alta de las cuencas hidrográficas de los ríos Pichis y Palcazú,en la provincia de Oxapampa, región Pasco.

12:36 | Pasco, mar. 20.

En el recóndito corazón amazónico de la región Pasco, en la vertiente oriental de los Andes que acunan singulares misterios de la naturaleza, se erige majestuoso el Bosque de Protección San Matías-San Carlos, un bastión de vida que hoy, en su trigésimo séptimo aniversario, nos invita a reflexionar sobre la importancia primordial de preservar y proteger nuestros tesoros naturales.

Desde su creación en aquel lejano 20 de marzo de 1987, este santuario de 145,818 hectáreas ha sido mucho más que un área natural protegida. Ha sido un eco de la voz de la tierra, un grito de resistencia contra la vorágine del progreso desmedido. Un recordatorio de que, en armonía con la naturaleza, reside la verdadera riqueza de nuestra existencia.

Ubicado en los confines de los distritos de Palcazú, Puerto Bermúdez y Villa Rica, en la provincia de Oxapampa, este santuario abraza altitudes que oscilan entre los 300 y los 2,250 metros sobre el nivel del mar, albergando en su seno la cuenca alta de los ríos Pichis y Palcazu, joyas acuáticas que serpenteando entre las selvas, dan vida a este edén terrenal.



Pero, más allá de su exuberante vegetación y su deslumbrante fauna, el Bosque de Protección San Matías-San Carlos es un testimonio viviente de la coexistencia armoniosa entre el ser humano y la naturaleza. Es también un santuario cultural, donde las ancestrales comunidades indígenas asháninkas y yaneshas tejen su historia con los hilos de la tierra, preservando así la esencia misma de nuestro pasado.

Adentrarse en este santuario es embarcarse en un viaje hacia lo primigenio, hacia aquellos tiempos donde la naturaleza reinaba indomable y la humanidad contemplaba absorta de su grandeza. Es comprender que en la quietud de estos bosques, en la sinfonía de sus ríos, y en el murmullo de sus hojas, reside la esencia misma de nuestra existencia.


Santuario de biodiversidad


La vida florece en una sinfonía de formas y colores, donde cada criatura, cada planta, es un pincelazo en el lienzo de la naturaleza. En este santuario de biodiversidad, donde la magia de la selva se despliega en toda su gloria, el espectáculo de la fauna y la flora es un tributo a la creatividad de la madre naturaleza.



Las sombras del bosque albergan una gama diversa de animales silvestres, desde los majestuosos depredadores hasta los humildes habitantes del suelo. El lobo de río, el oso de anteojos, el otorongo, el venado y el sajino deambulan entre la densa vegetación, mientras que el mono choro y el picuro brincan de rama en rama, gritando al aire su algarabía. Estas criaturas, junto con muchas otras componen el vibrante tapiz de vida silvestre que caracteriza a este bosque protegido.


En los cielos, una sinfonía de coloridas plumas alza el vuelo. Desde el gallito de las rocas, el ave nacional de Perú, con su despliegue de tonalidades rojizas deslumbrantes, hasta el majestuoso águila crestada, cada ejemplar es un testamento de la creación divina y una elegía a la gracia y la belleza del vuelo. Las tucanetas, los paujiles y los loros danzan exultantes entre las copas de los árboles, regalando su canto melodioso y sus colores brillantes.


Pero la verdadera riqueza de este bosque no reside solo en sus habitantes animales, sino también en su exuberante vegetación. Especies como la caoba, el tornillo, el nogal y el cedro se alzan como guardianes silenciosos de este reino verde, mientras que la uña de gato ofrece sus propiedades medicinales a las comunidades locales. Desde los helechos que cubren el suelo hasta las orquídeas que se aferran a las ramas, cada planta es una pieza en el mosaico de la biodiversidad.




Clima diverso


El clima del Bosque de Protección San Matías-San Carlos es tan diverso como su flora y fauna. Con temperaturas que oscilan entre los 5°C y los 32°C, y una precipitación pluvial que alcanza su punto máximo entre noviembre y abril, este bosque es un legado de vitalidad y la resiliencia de los ecosistemas tropicales.

En este día de celebración, recordemos la importancia vital de proteger y preservar lugares como el Bosque de Protección San Matías-San Carlos. No solo por su incomparable belleza, sino por el legado invaluable que representan para las generaciones venideras. Que este aniversario sea un recordatorio de nuestro compromiso eterno con la madre tierra y todas las maravillas que alberga en su seno.

Actividades celebratorias


En el marco del 37 aniversario, el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), que tiene la función de conservar el bosque, realiza diversas acciones que contribuyen con la conservación del ambiente, como la reforestación de zonas degradadas en comunidades nativas del distrito de Villa Rica y Puerto Bermúdez, para lo cual se han donado  un total de 700 plantones de la especie Cedrelinga cateniformis “Tornillo”, con la participación de instituciones públicas y privadas.

La jefa de esta área natural protegida, Deyanira Mishari, precisó que los plantones de Cedrelinga cateniformis “Tornillo” serán sembrados en el sector Azuliz de la Comunidad Nativa San Pedro de Pichanaz, Comunidad nativa Puellas Yunculmas y el sector Tres Flores de la Comunidad Nativa Santa Rosa de Chivis, y ha sido posible con el aporte de los miembros del comité de gestión del área natural protegida como son la Municipalidad Distrital de Villa Rica, Municipalidad Distrital de Puerto Bermúdez y el ejecutor del contrato de administración Consorcio Kowen Antami, cuyo gerente, Sandro Chávez, acompañó a la jefa del bosque en las acciones de donación.


Asimismo, resaltó el trabajo que los guardaparques realizan para proteger la biodiversidad del bosque, conformado por 145,818 hectáreas ubicadas en los distritos de Puerto Bermúdez, Constitución, Palcazú y Villa Rica, con dos grandes ecorregiones como son Yungas Peruanas y Bosques Húmedos del Ucayali que alberga diversas especies como oso de anteojos, gallito de las rocas, manco, águila crestada, tucán, mono choro; y en plantas las especies como el tornillo, el Ulcumanu, el Cedro, el nogal, y la uña de gato.

Además de la donación y siembra de 700 plantones de Tornillo, realizado el martes 19 de marzo, Mishari detalló que toda la semana se realizarán actividades, como un concurso escolar de dibujo y pintura, así como una ginkana, desarrolladas el lunes 18, con el objetivo de sensibilizar a los menores de edad en el cuidado del ambiente.

También se realizará el seminario “El Bosque de Protección San Matías-San Carlos, un activo para el desarrollo local”, que tendrá lugar el miércoles 20 de marzo, día central del aniversario, y que está dirigido a los tomadores de decisiones que buscan la conservación y el desarrollo del bosque.

Asimismo, el jueves 21 y el viernes 22 de marzo, se realizarán respectivamente, capacitaciones a los guardaparques y charlas ambientales en instituciones educativas del distrito de Puerto Bermúdez.


(FIN) VDV/LZD


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Publicado: 20/3/2024