Una de las atracciones principales de nuestra selva es esta laguna llena de belleza y de exotismo. En ella se encuentra una gran variedad de animales, paisajes sobrecogedores y numerosas muestras de la singular cultura de las poblaciones del oriente peruano.
Todo visitante que llega por primera vez a Pucallpa escucha de la inmensa belleza que guarda la laguna de Yarinacocha. Precisamente llegar por primera vez a este atractivo es una de las experiencias que marcan de por vida al visitante, tanto por la belleza natural e inmensidad del espejo de agua que se abre ante sus ojos, como por el matiz de intensos colores de su paisaje vivo que cautiva a más “En temporada de lluvias, la laguna se une con el río Ucayali, lo que le da una gran riqueza ictiológica”.
La laguna se encuentra ubicada en el distrito de Yarinacocha, a pocos minutos de la ciudad de Pucallpa en la región Ucayali. Al llegar al embarcadero se debe optar por una empresa formal,
que garantiza una adecuada visita y un respeto por este espacio natural que guarda un ecosistema frágil.
Precisamente, aquí llegan muchos visitantes interesados en observar este amplio ecosistema único. Se puede ver al escurridizo delfín rosado o al bufeo gris, aves como el páucar o las garzas blancas que caminan tranquilamente sobre la vegetación y con su largo pico espera a que algún desprevenido pez le sirva de alimento ese día.
Recorrido
Por lo general, se traslada a los visitantes en embarcaciones como el conocido ‘peque
peque’, que lentamente se alejan del embarcadero para mostrar parajes paradisíacos. De este modo se puede llegar a comunidades aledañas a la laguna como los caseríos Santa Rosa y 11 de Agosto o la comunidad nativa de San Francisco, entre otros que guardan las tradiciones ancestrales de los shipibos conibos.
Muchos de estos pobladores muestran amablemente sus tradiciones musicales, su estilo de vida y artesanías que pueden ser adquiridas por los visitantes. Se trata de objetos de madera, sombreros de paja, tejidos con diseño shipibos y adornos con mariposas disecadas.
Precisamente llegamos al caserío 11 de agosto, ubicado en la margen derecha de la laguna, donde nos reciben con música alegres jóvenes que nos invitan a bailar en el centro de su comunidad, bajo el amparo de la sombra de los árboles, pues el sol arrecia con fuerza. Por tal motivo se recomienda llevar un protector solar, sombrero, abundante
agua y un repelente, ya que a los pocos minutos de desembarcar, los mosquitos se abalanzan sobre la piel, dejando marcas rojas en los brazos, piernas o cualquier lugar del cuerpo desprotegido.
Para mitigar el intenso calor es necesario tomar el agradable refresco helado de camu camu que amablemente ofrecen los pobladores a los visitantes. Nuevamente subimos a la embarcación que avanza sobre este impresionante espejo de agua. La laguna es un antiguo meandro del río Ucayali que en algún momento cambió de dirección creando este cobijo de miles de especies animales y vegetales.
En temporada de lluvias, la laguna se une con el río Ucayali a través de canales o “caños”, que le da una gran riqueza ictiológica, permitiendo que sus aguas se renueven periódicamente y asegurando la subsistencia de aves, peces y plantas que emergen rápidamente y que dejan una estela de agua al ocultarse. Se trata del enigmático delfín rosado. Al percatarse de la aparición de esta bella especie, el conductor del peque peque apaga de inmediato el motor pues el ruido los espanta.
Unos minutos después, los delfines aparecen fugazmente y es posible verlos por segunda vez. En esta oportunidad distinguimos su aleta dorsal que se oculta en el agua ante la admiración de los turistas que intentan sin éxito disparar sus cámaras.
El delfín rosado puede crecer cerca de tres metros y se alimenta de peces. Es visto en ríos de la selva de Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. En Yarinacocha también es posible divisar el bufeo gris, que puede tener un largo máximo de un metro con 30 centímetros y pesar hasta 40 kilogramos. Los guías que nos acompañan informan sobre la importancia de mantener esta laguna libre de desperdicios, pues las envolturas de caramelos, plásticos pequeños y otros materiales pueden ser tragados por estos animales, causándoles severos daños.
Avistamiento de aves
La laguna es un lugar ideal para practicar esta actividad. Con solo potentes binoculares o cámaras con teleobjetivos largos es posible realizarla a primeras horas de la mañana y al finalizar la tarde, donde se avistan cientos de especies de manera fácil. Si se contrata una empresa formal, esta proporciona a los visitantes un manual con todas las aves que podrán observarse, el nombre científico y una breve descripción de su hábitat.
Mientras avanzamos vemos bandadas que surcan el cielo para encontrar los mejores lugares de pesca. Es posible ver el Martín Pescador que se lanza como saeta desde el cielo para un clavado perfecto. Por lo general salen con una preciada presa y alzan el vuelo hacia los árboles.
Un evento impresionante es la llegada de garzas y cormoranes a los árboles de la isla del amor, frente al puerto, al caer el sol. Al final del día son cientos y hasta miles. Entre las especies que podemos divisar está el páucar que construye sus nidos sobre las ramas a modo de canastas, la garza blanca, el tuqui tuqui, el cardenal rojo, el carpintero de pecho punteado, el gavilán pescador o el cormorán.
Antes de viajar
Hoteles: Se ofrecen hospedajes para todos los presupuestos. Desde hoteles tres estrellas hasta albergues familiares, ecolodges e incluso alojamiento en las comunidades nativas.
Restaurantes: La oferta culinaria es variada y al alcance de todo bolsillo. Se cuenta con restaurantes al lado de la laguna, así como en la ciudad.
Cómo llegar: El vuelo Lima-Pucallpa dura aproximadamente hora y media. El tiempo recomendado para visitar todos los atractivos de laguna es un día, aunque existen tours de menor duración.
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