El atleta etíope Mulget Amaru se encuentra en la ciudad de Lima, como parte de la larga carrera que viene realizando por varios países de América, para transmitir su mensaje de paz.
Además de cinematógrafo y editor de cine, Amaru es un
atleta no profesional que no corre en competencias, sino por causas específicas como es la búsqueda de la paz mundial.
Lo que lo inspiró fue el deseo de contribuir con este propósito. Cada vez que veía las noticias se topaba con guerras, conflictos, y crímenes. Entonces, decidió que podía correr largas distancias para extender un mensaje pacificador.
Su aventura empezó en Ushuaia, Argentina, a donde llegó en avión desde África tras tres días de viaje. Luego se dirigió a Chile. Perú es su tercera parada.
Actualmente se encuentra en Lima esperando la decisión de la
Embajada de Ecuador, a donde solicitó una visa de turista para poder ingresar.
Todo el viaje se la pasa caminando o trotando, pero ahora se encuentra en un break y disfrutando de buena comida peruana mientras se hospeda en casa de Manina Carmona y su esposo, quienes desinteresadamente le han brindado un techo mientras espera el documento en Lima.
Ruta
Su meta es llegar hasta Alaska, Estados Unidos. Para ello, bordea la carretera Panamericana, aunque si desea visitar algún lugar, se sale del camino, como lo hizo en Cusco para visitar Machu Picchu.
Una vez que su visa esté lista, se enrumbará nuevamente y continuará por Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, todo Centroamérica, México, los Estados Unidos, Canadá y finalmente llegará a Alaska.
Amaru calcula que de Lima le tomaría unos 15 días llegar a Ecuador.
El atleta asegura que puede correr 45 km por día como mínimo, y que podría hacer 65 km o hasta 70 km. Incluso, ha logrado hacer 80km al día cuando se lo ha propuesto.
Si bien es cierto no tiene miedo de estar entre desiertos, ríos, montañas, la selva misma, o entre animales, pero tiene más cautela cuando se adentra en las ciudades, en donde prefiere andar con algún lugareño.
Una carpa, una bolsa de dormir, y un coche de bebé son las únicas cosas que lo acompañan. Son como su casa.
Lejos de casa
En Etiopia, una ciudad plagada de gente como Lima, vive en los suburbios, en donde dejó amigos y familia para embarcarse en esta travesía. Su plan es regresar a casa luego de 3 años.
A sus amigos y hermanos les pareció bien lo que iba a hacer y saben que volverá algún día. Aunque afirma que sus padres no fueron tan compresivos.
Experiencias
Según cuenta, el 95% de las personas que ha conocido hasta ahora han sido muy buenas y han colaborado con él.
Asimismo, revela que algunas veces no logra bañarse en un mes, pues suele estar caminando en la carretera.
Otra de las experiencias que recuerda es la de jóvenes realizando maniobras imprudentes al volante, lo cual lo ponen nervioso mientras camina.
Además, admite haber experimentado un incidente relacionado con racismo, que lo desanimó por un momento.
Cómo sobrevivir
Hay momentos en que tiene que ver cómo subsistir. Siempre lleva el carrito que le regalaron donde guarda agua, comida, pan, y lo empuja mientras sigue corriendo.
Se suele sentir hambriento y sediento, pero debe continuar su camino hacia el siguiente pueblo, en donde conseguirá lo que necesita.
Aseguró que en Chile y Perú la gente lo ha ayudado, particularmente los choferes y que solo cuando está en las ciudades pide hospedaje o un lugar para ducharse.
Clima
Las noches suelen ser muy frías. El clima no le permite dormir algunas veces ya que su carpa no es tan gruesa. Sin embargo, durante el día, así llueva, salga sol o corra viento, está bien, pues está en movimiento.
Las noches se ponen feas no solo por el frío sino por el ruido de los vehículos que no lo dejan dormir.
Visitas para el recuerdo
Machu Picchu es el lugar que le ha impresionado más hasta ahora. “Es tan mágico. Hasta ahora es mi lugar número uno.”
El etíope logró ingresar a la ciudadela Inca donde se tomó fotos junto a los populares sitios arqueológicos.
“Ushuaia (Argentina), el lugar donde empecé el viaje también es un pueblo muy bonito, aunque algo frio y con mucho viento”, recuerda.
Lo que le gustó del lugar fueron las montañas, los océanos, ver cómo se juntan el Atlántico y el Pacífico.
“El área desértica de Chile es muy hermosa, las noches en el desierto son muy bonitas, el cielo es tan hermoso, pero cuando crucé hacia Perú empecé a notar la diferencia. Todas las montañas eran tan asombrosas, son tan verdes, y los ríos son extraordinarios, son tan limpios. Me daba ganas de seguir adelante”, relata.
Retos
“Algunas veces las personas no entienden lo que haces,” comentó.
El caminante dijo que debido a que suele estar algo sucio, ya que no suele bañarse muy seguido, algunas personas suelen ignorarlo antes de escucharlo.
“Toman atención a cómo te ves, no a lo que tienes que decir. Y ya no te ayudan.”
Por otro lado, siempre está sudando, tiene sed, pero le cuesta obtener agua.
¿Por qué América?
Su plan era
viajar por África, pero algunas fronteras están en conflicto. Los soldados no reciben bien a los viajeros. Sin embargo, en Sudamérica, la gente entiende a los mochileros, ciclistas, y motociclistas.
Otro motivo es que quería correr la carretera más larga del continente: la carretera Panamericana.
Tercero, en gran parte de América estaría expuesto a un solo idioma: el español.
Mulget Amaru asegura que al terminar su viaje regresará a casa y seguirá ayudando a su gente.
Cabe mencionar que no cuenta con ningún patrocinio. De hecho, llegó a Argentina con tan solo 100 dólares y 150 euros, que los gastó al poco tiempo. Por ahora solo cuenta con la ayuda de la familia que lo acoge en Lima.
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(FIN) RMB/LIT
Publicado: 26/9/2019