09:58 | Moyobamba, San Martín, jun. 24.
Nada los detiene, cuatro de la madrugada del 24 de junio, los moyobambinos, organizados por grupos, danzan al sonido de las bandas, el desenfreno es total y contagiante. Así empieza la Fiesta de San Juan, la desborde celebración emblemática de la Amazonía peruana.
La capital de San Martín, Moyobamba la legendaria ciudad de los Muyupampas, atesora un mundo de historias y leyendas y personajes de enciclopedia.
Moyobamba guarda para el visitante inolvidables experiencias, la
Fiesta de San Juan es también una ocasión para pasarla en familia, con el infaltable avispajuane con su ají mishki ucho (ají sabroso) y su frejol mela mela.
Respeto a la tradición
Juan Izuiza de Tingana es un gran conocedor del bosque, con las anécdotas siempre listas, una sonrisa que no deja de contagiar y con una manera de despedirse que termina por capturar al visitante más duro y reservado: con palabras que parecen caer del cielo, que Dios le bendiga, joven, tenga usted suerte en el trabajo, en la salud y en la familia, y que el señor lo ilumine en el primer paso, ah, y en el segundo también.
Doña Mercedes Góngora Soplín es una de las mujeres legendarias de Moyobamba, ciudad de paisajes arrancados a la imaginación. Ella es uno de los emblemas de la
Fiesta de San Juan, aquí la fiesta se celebra sin las pasiones comerciales de otras ciudades del oriente peruano nos dice esta mujer que irradia dulzura, alegría y más.... y es que doña Meche ha “pandillado” desde los 13 años. Y es que cuando se pregunta en el barrio de Llullucucha quién es la persona más identificada con las pandillas los vecinos no dudan en señalarla. Se ha convertido en fuente de consulta de la historia y el modo tradicional de bailar esta danza selvática. –Fíjese, lo que hacen los jóvenes hoy al “pandillar” es correr y correr, perdieron el ritmo y el compás, y eso pasa porque se confunden con el sitaracuy (baile movido)– comenta.
La pandilla reina en junio, tal y como lo hizo doña Meche durante décadas, miles de mujeres y sus parejas salen a “pandillar” celebrando la
Fiesta de San Juan. El día principal, el 24 de junio, todo empieza a las 4 de la madrugada. En la oscuridad explota un torbellino de saltos y de idas y vueltas de las parejas alrededor de la Plaza de Armas. Nada se compara a esta alegría, cada barrio, cada institución presenta una pandilla donde no se baila, se enloquece, apenas al escuchar, las trompetas, los bombos y platillos. Un jurado calificará a los más originales, a los creativos, a los que soporten los cinco kilómetros de duro recorrido hasta la zona de los Baños Termales de San Mateo. ¿El Premio? El orgullo de protagonizar la danza central y tumbar la umsha. Aquí, en aguas termales, la Fiesta de San Juan trae otra sorpresa mayúscula.
El baño bendito, es puro teatro popular
Representaciones de cada barrio, que una multitud de espectadores contempla y festeja. Ante la atenta mirada de tres jueces, un grupo de "actores" hace comedia, con una historia que gira alrededor del agua: un huambrillo (muchacho) que no quiere bañarse, con su buchisapa (barriga grande) al aire. O la historia de una pishpira (mujer inquieta) que desea bañarse con su esposo y la suegra no la deja. Estos actores de pueblo recogen así la tradición de purificar el alma en agua bendita. "En tiempos antiguos era diferente. Toda Moyobamba iba al Baño Bendito. Y no era como hoy que se hace en baños termales. Mi mamá me decía: el que no se baña no come juane, y todos íbamos", recuerda doña Meche.
Esta
Fiesta de San Juan es juane, pandilladas, mucha alegría, pero sobre todo es conocer los hermosos paisajes de Moyobamba, es conocer la Reserva del Río Avisado-Tingana, aquí no hay pierde sus paisajes, su flora y fauna, y la labor de protección de la comunidad (ejemplo en modelo de desarrollo local) es para destacar. En este paraíso natural hallamos a Juan Izuiza Piña. Guía, líder comunal, padre de dos hijos, bromista empedernido, un emblema de esta reserva de 5,757 hectáreas.
Es un maestro en el arte de contar historias surgidas entre la vegetación. Le piden que narre las andanzas del chullichaqui (demonio de la selva) y lo hace sin detenerse. Que hable de las medicinas de pueblo y explica cómo les dan verbena a los chicos para que les salga la cólera, cómo con la raíz de la chonta hay más leche materna para la lactancia.
"Yo era un depredador, cazaba lo que hallaba: cotomonos, ronsocos, achunis, y talábamos los aguajes, pero un día descubrí lo importante que era conservar la naturaleza. Aprendí a subir a los racimos de aguajes, a recoger sus frutos, a no depredar", recuerda Juan Izuiza.
Su abuelo, procedente de Lamas, descubrió este paraje. Y ahora 12 familias moran en la zona. En esta área de conservación existe la "Asociación Hídrica-Aguajal Renacal del Alto Mayo". Están diversificando sus cultivos y buscan impulsar el ecoturismo. Y mientras vamos en el bote, entre enrevesados árboles renacos, Juan se ríe hasta de su sombra, hasta de uno de sus dedos del pie cortado a la mitad en un accidente.
En Moyobamba también puede disfrutar de una rica gastronomía. Los juanes, con su característica forma que –dicen– asemeja a la cabeza de un decapitado San Juan. Su mercado, donde un día antes de la festividad, los lugareños buscan con desesperación gallinas, hojas de bijao, paja toquilla para amarrar el rico potaje. Tierra de doña Meche y de Juan...Tierra de dioses.
Cómo llegar
Época. Moyobamba puede ser visitada durante todo el año, aunque las lluvias son intensas de enero a abril.
Acceso. Hay vuelos diarios, vía Tarapoto. Por tierra, una ruta ideal es al norte. Vía Lima-Chiclayo-Rioja-Moyobamba.
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(FIN) ACM/MAO
Publicado: 24/6/2019