El fiscal paraguayo especializado en la lucha antidrogas, Marcelo Pecci, fue asesinado este martes por pistoleros que llegaron en motos acuáticas hasta el sitio donde pasaba su luna de miel en el Caribe colombiano, cerca de Cartagena.
Pecci, de 45 años, murió a causa de los dos disparos que recibió en la isla Barú, una zona turística y exclusiva del norte de Colombia, según la reconstrucción que hizo su esposa, la periodista Claudia Aguilera.
"Dos hombres atacaron a Marcelo. Venían en una pequeña embarcación, o un jet sky, la verdad no lo vi bien", relató la mujer al diario El Tiempo. Uno de los agresores se bajó y "sin mediar palabra le disparó dos veces a Marcelo, un impacto lo recibió en la cara y otro en la espalda", describió Aguilera.
Apenas conocido el hecho, un equipo de "cinco funcionarios" de la división de homicidios fue enviado al sitio para investigar el crimen, dijo el jefe de la policía colombiana, general Jorge Luis Vargas.
Sicarios
El fiscal contrajo matrimonio el 30 de abril y pasaba su luna de miel en el Hotel Decameron, que también dio detalles del asesinato en un comunicado.
"En la mañana de hoy sicarios que llegaron en motos acuáticas a la playa que se encuentra frente al Hotel Decameron Barú atentaron y asesinaron a uno de nuestros huéspedes", dice la nota.
De acuerdo con su esposa, el fiscal no tenía "ninguna amenaza". En la última publicación de la comunicadora en Instagram se ve a la pareja abrazada en la playa y, en primer plano, unos zapatos de bebé.
El general Vargas también anunció que una "comisión de oficiales" paraguayos llegará a Colombia para apoyar la investigación junto a autoridades estadounidenses.
"Ya tenemos informaciones que están siendo recolectadas (…) y que son de carácter reservado que nos ayudarán a identificar a los responsables de este lamentable hecho", apuntó Vargas.
"Propio de la mafia"
El presidente de Colombia, Iván Duque, rechazó el asesinato de Pecci a través de Twitter y aseguró que está en comunicación con su par paraguayo, Mario Abdo Benítez, con el "fin de acordar toda la cooperación para hallar a responsables".
Más temprano, Abdo había expresado su repudio en la misma red social. "El cobarde asesinato del fiscal Marcelo Pecci en Colombia enluta a toda la Nación paraguaya. Condenamos en los términos más enérgicos este trágico hecho y redoblamos nuestro compromiso de lucha contra el crimen organizado".
Pecci era fiscal especializado contra el crimen organizado, narcotráfico, lavado de dinero y financiamiento del terrorismo.
Era conocido por su participación en el caso que puso al exfutbolista Ronaldinho tras las rejas entre marzo y agosto del 2020 por ingresar con documentos falsos a Paraguay.
También lideró el operativo "A ultranza" que llevó a la incautación de decenas de propiedades adquiridas mediante el blanqueo de capitales, y a la detención de una treintena de personas este año.
Según la embajadora de Paraguay en Colombia, Sophia López, por tratarse de una investigación en curso, el cuerpo de Pecci no va a ser trasladado de "inmediato".
La diplomática aseguró a Unicanal que el fiscal estaba en un viaje "privado" y no tenía previstas reuniones de trabajo durante su paso por Colombia.
De su lado, el presidente de la Asociación de Agentes Fiscales de Paraguay, Augusto Salas, cree que detrás de este "golpe" puede estar la mafia.
"La forma en que actuaron, la forma en que ejecutaron, es propio de la mafia, entonces no puedo pensar otra cosa a menos de que se demuestre lo contrario", afirmó el también fiscal.
En un comunicado la fiscalía de Paraguay lamentó la "pérdida" de su "compañero de trabajo" y aseguró que llevan a cabo acciones para brindar asistencia y garantizar la seguridad de su familia.
Paraguay y Colombia vienen de estrechar su alianza frente al crimen organizado y trasnacional. En una reciente encuentro en Cartagena con el presidente paraguayo, Duque anunció que su gobierno apoyará con inteligencia y formación militar la lucha contra el Ejército Paraguayo del Pueblo, una guerrilla implicada en secuestros de ganaderos y cientos de asesinatos de militares, policías y civiles.
El gobierno colombiano enfrenta la violencia financiada por el narcotráfico que siguió al acuerdo de paz con la que fuera la organización rebelde más poderosa del continente, las FARC. Pese a décadas de persecución antidrogas, el país sigue siendo el mayor proveedor mundial de cocaína.