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Arqueólogos sostienen que arte rupestre de Checta corre el riesgo de desaparecer

Arqueólogos sostienen que arte rupestre de Checta corre el riesgo de desaparecer. Foto: ANDINA/ Carolina Urra

08:27 | Lima, ene. 23 (ANDINA).

Los petroglifos de Checta, ubicados en el valle del Chillón, enfrentan un grave peligro para su conservación. Luego de haber soportado el paso del tiempo y las inclemencias del clima, ahora deben lidiar con la incultura de algunas personas.

De acuerdo con los entendidos, en este sitio arqueológico se ubica una de las más grandes aglomeraciones de arte rupestre del Perú. Sin embargo, este importante patrimonio ha sido dañado a lo largo de los años y podría correr el riesgo de desaparecer.

Así se desprende de las declaraciones de los arqueólogos Enrique Ruiz Alba y Gori Echevarría, miembros de la Asociación Peruana de Arte Rupestre (APAR), quienes estiman que al menos la mitad del sitio ha sido dañado irreparablemente. Lo que es de lamentar, puesto que con su cercanía al santuario de Santa Rosa de Quives podría obtener visitantes.

Pérdidas irreparables
Los petroglifos son rocas que han sido alteradas culturalmente por el hombre. En las piedras, por lo general de origen volcánico, se tallan diferentes diseños geométricos, antropomorfos y zoomorfos. Es un reto precisar la fecha en que se realizaron estas manifestaciones, pues pruebas como el carbono catorce no sirven en el material lítico.

Es por ello que es importante mantener los vestigios de arte rupestre sin alterar, situación que no se da en Checta. En las partes bajas del Querena, cerro donde se asienta este conglomerado de petroglifos, es bien difícil encontrar las famosas piedras talladas.

Incluso se hallan hitos donde se señalan petroglifos ahora inexistentes. Solo el ojo entrenado de un arqueólogo puede descubrir cada cierto tramo alguna roca en la que se ha esbozado un trabajo, pero que ha quedado inconcluso y que es escasamente vistoso.

Gente del lugar nos comenta que en pasados años se han visto camionetas cargadas de piedras extraídas de dicho cerro. Confirmando este dato, el arqueólogo Ruiz Alba señala algunas rocas partidas donde se nota un manipuleo reciente. “Las han partido para llevarse lo que les interesaba”, afirma.

Retoques inoportunos
Por suerte, este paisaje cambia varios metros más arriba, en un área menos accesible. Allí se encuentran petroglifos a cada paso. Sin embargo, muchos de ellos han sufrido actos vandálicos. Por ejemplo, afean el ambiente los numerosos restos de botellas de licor regados por el suelo. La razón es que varios curanderos usan la zona para hacer pagos y demás ceremonias propias de su negocio.

Pero este es un hecho menor ante otro tipo de alteraciones. Visitantes desadaptados han dejado su huella firmando en los lugares menos adecuados. Otros más avezados han retocado o hecho añadidos que distorsionan la naturaleza de los dibujos.

Ruiz Alba explica que al ser imposible fechar los trabajos en piedra, detalles como la orientación del cincelado son importantes para especular una fecha de creación. Pero si se retoca uno de estos diseños, esta información se pierde de forma irremediable.

(FIN) DOP
Publicado: 23/1/2009