Con el incentivo económico que recibe de Junto no solo pudo construir su horno, también pudo comprar los cuyes y conejos para criarlos. De esta manera, produce sus propios insumos, a fin de generar más ganancias.
Un ejemplo de superación e inventiva son Rober León y su pequeña Ruth, una familia humilde y muy pobre,
usuarios del programa Juntos del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis), oriundos del distrito de Marcará, en la región Áncash, que se superan a diario y no se rinde ante las adversidades con el pequeño horno que han construido y que ahora les permite salir adelante.
El amor que se tienen es el motor que los impulsa a seguir adelante luego que el padre de familia tuvo que superar la muerte de su esposa y la pérdida de su empleo como guardián, sin dejar de velar por el crecimiento de la pequeña Ruth, que hoy tiene 5 años.
Gracias a su inventiva León supo administrar y ahorrar la subvención económica que recibe de manera bimensual del programa Juntos, para construir un horno rústico de adobe al que dio buen uso, logrando forjar un pujante negocio propio.
El padre de familia aplicó los conocimientos gastronómicos adquiridos cuando realizó el servicio militar. Con el horno ya construido, se animó a preparar un cuy horneado, generando gran sensación entre sus vecinos, los primeros comensales de su naciente negocio.
“Yo mismo diseñé el horno, lo hice con partes de un cilindro y adobe. Luego de construido puse a prueba mis conocimientos de cocina”, comenta este impetuoso padre de familia.
Posteriormente, experimentó con conejos y gallinas horneadas. En poco tiempo su sazón se hizo conocida en el pequeño distrito Marcará, hecho que le permitió ofrecer sus platillos a pedido.
“Gracias Dios y a mi esposa que está en el cielo por la aceptación que tuvieron mis platillos”, comenta el joven padre de 38 años.
Con la transferencia del incentivo económico no solo pudo construir su horno, también pudo comprar los cuyes y conejos para criarlos. De esta manera, produce sus propios insumos, con la finalidad de generar más ganancias.
La gran demanda que obtienen los pastelillos de habas y betarraga que prepara, lo impulsaron a presentarse en un concurso gastronómico obteniendo el primer lugar y los elogios del jurado.
Rober es un padre abnegado que vive y trabaja con esmero y que gracias a su visión emprendedora supo fusionar sus conocimientos de cocina con sus pequeños ingresos. Con tenacidad ha sabido superarse.
La sonrisa de la pequeña Ruth seguirá siendo la fuerza para que Rober deleite a sus comensales y continúe caminando por el sendero del progreso.
(FIN) NDP/JCB/
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Publicado: 10/12/2023