La autolesión mediante cortes en el cuerpo, conocido como cutting, puede ser síntoma de algún trastorno mental o de una deficiente gestión de las emociones, que se considera una epidemia silenciosa entre adolescentes e incluso niños desde los 12 años.
Así lo advirtió el psiquiatra Rolando Pomalima, del Instituto Nacional de Salud Mental, durante el programa Saludable Mente de Andina Canal On Line, donde expresó su preocupación por el incremento de afectados.
“Para tener una idea del problema, de los 12 chicos que están hospitalizados en el instituto por lo menos 8 a 9 de ellos tienen cortes. Eso se detecta también en el área de emergencia y con más frecuencia en consulta externa. Hemos llegado a tener chicos desde los 12 a 13 años”.
En los brazos y el pecho
Para el director del área de niños y adolescentes del Instituto de Salud Mental la prevalencia de este fenómeno es similar en hombres y mujeres. La única diferencia significativa se evidencia en el lugar de los cortes. Las chicas prefieren los brazos, mientras que los varones el pecho.
“Las autolesiones pueden estar asociadas a
trastornos mentales, trastornos alimenticios, de ansiedad, depresivos, de personalidad, pero no en todos los casos. Algunos chicos tienen problemas de abuso, maltrato, negligencia por parte de los padres, abandono, y al no poder expresar ese dolor, empiezan a cortarse. Algunos expertos manifiestan que el cutting es un lenguaje del dolor”.
El destacado psiquiatra advirtió que al inicio no es una cuestión programada, sino una manera de expresar impulsivamente una emoción que no ha encontrado otra forma de hacerlo.
“El peligro es que, a largo plazo, estos cortes que producen dolor, pero que es inferior al que sienten emocionalmente, empiezan a ser tolerados por los jóvenes, quienes experimentan una sensación placentera que puede activar determinadas áreas biológicas del cerebro y desarrollar una situación de dependencia”, alertó.
“Nunca juzgar”
Aunque parece contradictorio, el cutting encierra conductas que evidencian “ganas de vivir” de encontrar ayuda.
Durante el programa, el doctor leyó el testimonio de una joven de 15 años, quien se autolesionaba.
“Los cortes me permiten seguir luchando, así boto fuera la rabia y el dolor. Sentir dolor real me reconforta, así puedo disminuir mi sufrimiento, otras alternativas son mucho peores. Mi papá y mi mamá me critican y me hacen más daño porque me dicen que si los quiero no debería hacerlo. Pero voy mejorando porque me van entendiendo, pero hay momentos que no sé qué hacer, es como si voy a explotar. Pero si están conmigo esto disminuye poco a poco.”
Tras diversas consultase se descubrió que ella había sido
víctima de violación por parte de su tío, hermano de su mamá.
“El corte es una forma de expresar ese dolor. No es una manipulación. El problema es que cuando se detecta los adultos tienen una actitud fiscalizadora, acusadora, lo cual hace que se sientan más deprimidos, culpables y allí puede aparecer otra sintomatología, ansiosa, depresivas u situaciones mayores”.
El experto dijo que ante un caso de este tipo no conviene preguntar directamente a
los jóvenes por los cortes y menos ¿por qué?
“Lo ideal primero es mejorar la relación que se tiene con el menor, ser cercanos, hacer cosas con ellos, mejorar el vínculo, darles confianza. Cuando esto se haya logrado, se puede empezar a tratar el tema.”
Familias desorganizadas
Las familias que corren mayor peligro de tener hijos con estos problemas son las desorganizadas, donde hay relaciones de violencia, padres en malos procesos de separación, chicos con apegos inseguros, donde no hay demostración de afecto.
Pomalima recordó que estos problemas tratados a tiempo tienen solución, de allí la importancia de estar atentos a los primeros síntomas.
“Son chicos muy callados, con dificultad para expresar sus emociones, tímidos y que pueden ser víctimas de
acoso escolar; que pasan mucho tiempo en su habitación, en redes sociales, que usan ropa de manga larga en época de verano, que evitan que se les vea los brazos o el cuerpo”.
En estos casos es fundamental evitar que se vuelva crónico, aconsejó el psiquiatra, porque los niños y adolescentes que llegan a esta fase se empoderan con lo que les hacen a sus cuerpos y lo muestran en las redes sociales.
“Los chicos que se cortan no están locos, tienen problemas. El corte es el final de todo un proceso o el inicio de otro más grave”.
El tratamiento para estos casos dependerá de si el cutting está asociado a un mal manejo de las emociones y problemas para expresarlas, de si hay presencia de violencia, abusos o hay relación con algún trastorno mental, que afecta el pensamiento de los niños y adolescentes.
“Podrían ser tratamientos farmacológicos o terapias donde participe
la familia, como las terapias multifamiliares que son de gran ayuda en estos casos, porque los padres descubren que no son los únicos y que pueden encontrar apoyo en otras personas. Lo importante es actuar sin juzgar”, refirió.
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(FIN) KGR/LIT