“Panadero por vocación y violinista de corazón”, así se define Carlos Gómez Espíritu, un hombre lleno de entusiasmo, quien a sus 69 años continúa haciendo los mejores panes del distrito de Huariaca, en el departamento de Pasco, enriqueciendo su masa con el ritmo y melodía de su instrumento musical.
Don Carlos es usuario del programa Pensión 65 del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social y participa de los encuentros de la
Intervención de Saberes Productivos y de las actividades que se realizan con apoyo del municipio local. Junto a otros adultos mayores, presenta sus panes, bizcochuelos y rosquitas, que sorprenden y dejan sin palabras a todos los participantes.

Desde las 4:00 a. m., el sexagenario mezcla sus ingredientes para lograr la masa en base a los conocimientos que su familia le heredó. Una vez que la tiene lista, mientras reposa y gana volumen, coge su violín y alimenta la esencia de su preparación con un conjunto de notas melódicas. “Siempre lo he hecho, mis padres me dijeron una vez que el insumo del pan debe recibir amor y una carga de emociones para que el sabor genere sentimientos en nuestros comensales”, enfatizó el músico.
Acompañado de queso fresco, mantequilla o un reconfortante café frente a los primeros rayos del sol, los panes del usuario del
programa Pensión 65, se han convertido en una pieza fundamental en el desayuno de los vecinos de Huariaca.
“A los 14 años comencé a trabajar en la panadería de mis padres, desde entonces no dejé mi horno artesanal. Las personas buscan mis panes de trigo, lo mezclo con agua calientita, anís, manteca, aceite y sal al gusto. Sale muy rico”, comentó el adulto mayor, quien fortaleció su emprendimiento a través de Saberes Productivos.
El maestro panadero y violinista también aprovecha sus conocimientos para fortalecer la cultura de su localidad, transmitiendo sus habilidades a las nuevas generaciones; a los jóvenes que lo buscan para aprender su arte.

“Hay clientes que comen su pancito con café, mientras yo toco el violín. No solo disfrutan de un rico desayuno, sino que se llevan una bonita experiencia”, reflexionó el adulto mayor que continuará horneando panes con sabor a recuerdos y emociones.