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A 140 años de la gesta de Arica y la memoria de los héroes

Foto: ANDINA/archivo

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12:23 | Lima, jun. 7.

Por José Vadillo Vila

En el nombre de Francisco Bolognesi, Gran Mariscal del Perú y Patrono del Ejército del Perú, se resume la heroicidad de oficiales y tropas que lucharon defendiendo Arica aquel 7 de junio de 1880. Hoy, en el Día de la Bandera, se refuerzan los lazos y el deber de los peruanos con su nación.

¿Quién fue Bolognesi?, ¿qué vitalidad desplegaba este veterano coronel para insuflar en oficiales y la tropa peruana, vestida de bayeta blanca, fusiles y carabinas, la defensa de la plaza de Arica hasta quemar el último cartucho, aquel 7 de junio de 1880?  

“Bolognesi y los suyos probaron que ni los ejércitos ni los pueblos ni los hombres deben fijarse exclusivamente en la utilidad inmediata o en las consecuencias visibles de sus grandes decisiones. El que muere si muere donde debe, vence y sirve”, reflexiona Jorge Basadre desde las páginas de su monumental Historia de la República del Perú. 

Si tal como dice Heródoto, Leónidas I al frente de sus tropas batalló contra los persas que le superaban en 10 veces, el coronel Francisco Bolognesi Cervantes (1816-1880) hizo lo propio con sus hombres en Arica, aquel día de hace 140 años. 

Un militar digno, sin mácula. En la última misiva que dirige a su esposa, desde la plaza de Arica, el 22 de mayo de 1880, le pidió: “Nunca reclames nada, para que no crean que mi deber tuvo precio.” 


La casa del héroe

En el número 125 del jirón Cailloma, antes calle Los Afligidos, Centro de Lima, se ubica el Museo Combatientes del Morro de Arica, en ese solar capitalino nació Francisco Bolognesi el 17 de agosto de 1816. 


El museo lo conformas diez salas, distribuidas en dos pisos. Ahí se encuentra una chaqueta militar que utilizó Bolognesi antes de la Guerra del Pacífico, con diseño de influencia bonapartista; su bicornio de coronel (de doble pico y plumas de avestruz) y las charreteras. 

En la Sala de la Epopeya del Morro de Arica el silencio y el respeto nos doblegan ante el Pabellón Nacional que flameó sobre el mástil del Morro de Arica durante la batalla de aquel 7 de junio. Lleva las manchas de sangre de nuestros combatientes. El ADN de peruanos gloriosos. 

El teniente Emilio de los Ríos, del batallón Iquique, arrió el símbolo para que no caiga en manos enemigas. Lo enterró en el morro y una vecina que vio el hecho se encargaría de desenterrar y entregarlo a la Sociedad de Sobrevivientes de Arica. 

Sí, a los visitantes les sobrecoge (ya volverán pronto a atender los museos, bajo medidas de bioseguridad) los óleos de Lepiani, que se guardan en el segundo nivel del museo. 

Aquel de “El último cartucho”, además de la epopeya, reivindica la presencia de multiétnica de las tropas peruanas: costeños, andinos, afrodescendientes: 1,200 peruanos que enfrentaron a 6,000 chilenos, además de la reserva y el continuo ataque por mar. 

Breve biografía

El ojo sobre la vida de Bolognesi ha girado sobre el hombre de 62 años de edad que vuelve a vestir el uniforme militar al llamado de la patria y se pone al frente de la guarnición de Arica. 

Fue hijo del violinista y violonchelista genovés Andrés Bolognesi, quien arribó al Perú en 1807, y sería también difusor de la ópera en Lima. Se le conocería en la capital como “el divino Bolognesi”, por la calidad de su interpretación, explicaría el historiador Raúl Porras Barrenechea. 



El padre contrajo nupcias con la arequipeña Juana Cervantes, con quien tuvo siete hijos. El 8 de noviembre de 1816, Francisco fue bautizado en la parroquia de San Sebastián y su padrino sería el marqués de Montemira. A los seis años de edad, partiría con su familia a Arequipa y estudiaría en el colegio-seminario de San Jerónimo de la ciudad blanca. 

Al terminar sus estudios comenzó como a trabajar como tenedor de libros de la casa comercial Libris y Violler. Se casó en 1839 con María Josefa de la Fuente, pero también “tenía que ver por su madre y sus hermanos Juana Manuel y Mariano Andrés”, recuerda el historiador sanmarquino Manuel Zanutelli en Francisco Bolognesi (En la paz y en la guerra) (2014). Se asocia a dos empresarios cusqueños y empezó a comerciar cascarilla y coca en las montañas de Carabaya. 

Hacia 1844, tiene un acercamiento inicial con Ramón Castilla, figura importante en su futura vida en las armas. Y en 1853 deja sus actividades comerciales para enrolarse a la Guardia Nacional en Arequipa. Al año siguiente, se gradúa con el grado de teniente coronel. Participa en la batalla de La Palma, en las afueras de Lima, el 5 de enero de 1855, en calidad de comisario general. Ya hombre de confianza de Castilla, participa en la derrota de la rebelión del general Manuel Vivanco, en la ciudad de Arequipa (marzo de 1958). 

Entre 1860-1862 viaja a Europa para comprar cañones. En 1865 retornó al Viejo Mundo con similar misión y realizará en 1870 un tercer viaje al otro lado del Atlántico en comisión militar. Cuando vuelve, el presidente José Balta lo mantiene sin colocación.

“A quien padecía esa situación la vida diaria se le complicaba, porque está dentro y fuera del ejército, al margen de las posibilidades de ascender y con una paga reducida al 50%. En consecuencia, era mejor irse. Muchos lo hacían, y Bolognesi no fue la excepción. En 1872 se retiró del ejército y se convirtió en un indefinido”, escribe Zanutelli, quien resalta la calidad de hombre honrado de Bolognesi en sus misiones oficiales. 

Este tiempo fuera de las armas le permitió acercarse a sus hijos limeños: Federico, Augusto y Enrique, fruto de su relación con Manuela Medrano. Pero en 1879, Chile nos declara la guerra y, Bolognesi entre otros de los mejores soldados de la patria vuelven a vestir el uniforme militar. Le dan el cargo de la segunda división del ejército del sur. El resto es historia.

Contextualizar la historia

En su calidad de jefe de la plaza, aquel 5 de junio de 1880, rodeado de sus oficiales respondió al emisario chileno Juan de la Cruz, que llegaba para pedirle rendirse sin abrir fuego. Sin dudarlo, firme y sereno, el coronel Bolognesi respondió: “Tengo deberes sagrados que cumplir y los cumpliré hasta quemar el último cartucho.”  

El hoy Gran Mariscal del Perú y Patrono del Ejército del Perú, había pasado por un vía crucis junto a sus oficiales y hombres: Había enviado ocho telegramas a sus superiores pidiendo ayuda sin recibir respuesta. Las tropas, tras el revés de la batalla de Tacna, se había marchado a la sierra. Arica sufría varios días de asedio de un ejército chileno que era más de cinco veces superior a ellos. 

Él y sus hombres –que eran sobre todo miembros de la Guardia Nacional- estaban abandonados a su suerte. A pesar de ello, a pesar de tener 13 tipos distintos de fusiles, dieron pelea para salvar el honor nacional. 

Y murió peleando, con su revólver Lefauchex de 1854 y la espada desenvainada. La eternidad es el sitial donde mora su memoria.

Iconografía renovada

Hace siete años, la iconografía del héroe de la Guerra del Pacífico se renovó. Al óleo inmortal que hizo Daniel Hernández; a la escultura de Agustín Querol; al cuadro de Juan Lepiani, se suma el óleo que trabajó Bill Caro. 

El artista plástico trabajó, por encargo de las Fuerzas Armadas, un retrato de cuerpo entero del basado en una fotografía realizada a Bolognesi en el estudio fotográfico de Emilio Garreaud, en Lima, cuando el militar fue encomendado para misiones militares en el Viejo Mundo. El original se ubica en la sala Bolognesi del Comando Conjunto del Ejército, en ese ambiente se realizan las ceremonias de condecoraciones a oficiales destacados.

En la imagen, Bolognesi viste el traje de coronel ayudante del Estado Mayor: casaca y pantalón de paño azul oscuro con cuellos vivos y bocamangas rojo encarnado. En el cuello lleva bordada una granada inflamada, símbolo del arma de Artillería. Y sujetos por unos tirantes blancos, lleva un portafolio de paño negro que tienen bordadas las armas nacionales. 

Bolognesi tuvo el cargo de Comandante General de Artillería desde 1862 hasta el 30 de octubre de 1871, “fecha en que se retiró del ejército a los 55 años de edad”. 

Cuando estalló la guerra con Chile, ofreció sus servicios para volver y estuvo en el comando de la 3° división, en San Francisco y Tarapacá, donde también sirvieron los cañones Blakely que compró en Europa. Luego estuvo al frente del ejército en Arica, de donde subió a los brazos de la Gloria. 

(FIN) DOP
JRA

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Publicado: 7/6/2020