Andina

Advierten que sobrecarga laboral y malos tratos generan mal de burnout

12:58 | Lima, ene. 29 (ANDINA).

¿Sufre de insomnio, le es difícil dormir o siente cansancio y frustración? Esos son síntomas del síndrome de burnout, llamado también de “desgaste profesional” o del “trabajador desgastado o consumido”.

Es causado por la sobrecarga de trabajo que, según Roger Abanto, psiquiatra del hospital Víctor Larco Herrera, afecta especialmente a quienes están en permanente contacto con el público, en particular mujeres, personas solteras y enfermeras.

Estudios recientes revelan que este cuadro clínico, que afecta la relación familiar y laboral y, por ende, disminuye la productividad, también se presenta en estudiantes.

La persona se fatiga física y mentalmente, se vuelve irónica y cínica; no siente realización personal, maltrata al público y pierde la empatía, deshumanizándose. A la vez, siente que se sacrifica por nada, que sus esfuerzos no son recompensados y que lucha contra la corriente. Por esa razón busca pretextos para no ir a trabajar, se retrae y aísla.

En el estado más extremo, esto puede llevar a depresión, consumo de sustancias psicoactivas, además de ausentismo laboral, despidos, renuncias y suicidios. El paciente es como el avión que agotó su combustible por el calentamiento excesivo y “se quema”, señaló Abanto.

“Una persona que se estresa en los primeros años de trabajo es probable que lo siga haciendo con el tiempo”, respondió el especialista, al señalar que no todos pueden adaptarse en un centro laboral donde la atención al público es compleja.

En esa vulnerabilidad, el ambiente familiar desde la infancia es muy importante, pero también la forma de trabajo. Eso sale a relucir, por ejemplo, cuando se le exige mucho por bajos sueldos por un trabajo realizado bajo condiciones inadecuadas.

En ese sentido, son causas de este síndrome los conflictos de roles y valores en la organización, tener un jefe negativamente crítico, el afán perfeccionista y bajas remuneraciones.


Para prevenir


Se recomienda tener en la vida objetivos realistas (“aterrizar”), no llevar trabajos a casa, buscar calidad más que cantidad en el trabajo, reflexionar antes de dar una respuesta y huir de la rutina. También reconocer nuestros límites, aprender a delegar funciones, delimitar la frontera entre el trabajo y la vida privada, y gozar de la vida en familia.

Las instituciones deben estimular y reconocer el esfuerzo, así como realizar talleres de autoestima, control de la ira, y buscar mecanismos de diálogo y de solución de conflictos.


(FIN) RGG

GRM


Publicado: 29/1/2010