Virgen de la Puerta de Otuzco: un viaje al corazón de la religiosidad liberteña

Conoce la tradicional festividad, una de las más importantes del norte de Perú

Otuzco se convierte en la capital de la religiosidad de La Libertad. Miles de devotos se congregan para participar de la Festividad en Honor a la Inmaculada Virgen de la Puerta, declarada Patrimonio Cultural de la Nación en 2012. ANDINA/Difusión

Otuzco se convierte en la capital de la religiosidad de La Libertad. Miles de devotos se congregan para participar de la Festividad en Honor a la Inmaculada Virgen de la Puerta, declarada Patrimonio Cultural de la Nación en 2012. ANDINA/Difusión

08:59 | Trujillo, dic. 13.

A 75 kilómetros de Trujillo, capital de la región La Libertad, la ciudad de Otuzco se transforma. Sus calles empedradas y sus techos de teja dejan de ser el escenario de la vida cotidiana para convertirse en el altar mayor de una de las fiestas más grandes del Perú: la Festividad en Honor a la Inmaculada Virgen de la Puerta, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación desde el 2012.

La religiosidad en Otuzco no se mide, se siente. Desde los primeros días de diciembre, cientos de fieles caminan por la carretera que une la costa con la sierra. Es la tradicional peregrinación, donde hombres, mujeres y niños caminan durante más de 16 horas, e incluso días, impulsados únicamente por la fuerza de una promesa.


Esta devoción tiene un carácter expiatorio y de agradecimiento profundo. Por eso no es raro ver a peregrinos recorrer los últimos metros hacia el santuario de rodillas, con velas encendidas en las manos y lágrimas en los ojos, ignorando el dolor físico ante la visión de la "Mamita". La fe aquí es tangible; se suda, se llora y se canta. Los fieles no solo buscan un milagro; buscan agradecer la salud, el trabajo o la protección familiar, reafirmando el título de Otuzco como la "Capital de la Fe".

Baluarte de evangelización


Para la Iglesia católica, la Virgen de la Puerta no es solo una devoción local; es un baluarte de la evangelización. Las misas multitudinarias, tanto en el interior del santuario como en la plaza principal, son momentos donde se refuerza la doctrina y la unidad cristiana. La imagen representa la intercesión mariana en la historia del pueblo.


En los últimos 82 años, la ‘Mamita’ ha sido coronada oficialmente en tres ocasiones por tres sumos pontífices. La primera vez fue el 27 de octubre de 1943 durante el III Congreso Eucarístico de Trujillo. Aquella vez, el Papa Pio XII, representado por el Nuncio Apostólico Fernando Cento, la reconoció como ‘Patrona del Norte del Perú y Reina de la Paz Universal’.

La segunda vez ocurrió el 4 de febrero de 1985, durante la primera visita del papa Juan Pablo II al Perú. El sumo pontífice le otorgó el título de ‘Reina de la Paz Mundial’.

Mientras que la tercera vez ocurrió el 20 de enero de 2018 en la plaza principal de Trujillo. El papa Francisco I le entregó una corona y la reconoció como ‘Madre de la Misericordia y de la Esperanza’.


Los mantos que la Virgen de la Puerta usó en cada una de sus coronaciones se guardan celosamente en su antiguo templo, ahora convertido en museo. Se estima que más de 2,500 mantos, además de otros objetos dejados por sus fieles devotos a lo largo de los años, son protegidos en dichas instalaciones.

Cultura


Culturalmente, la festividad actúa como un preservador de la identidad; las nuevas generaciones aprenden las danzas, las oraciones y las historias orales (como la defensa milagrosa contra los piratas europeos en el siglo XVII), asegurando que el patrimonio inmaterial sobreviva al tiempo.

La festividad es un sincretismo vibrante donde la liturgia católica convive con las tradiciones populares. Durante los días centrales (del 13 al 16 de diciembre), la ciudad no duerme.


Es tradicional ver durante la fiesta a las comparsas de "Negritos", con sus túnicas y cadenas simbólicas, que danzan incansablemente en un acto de esclavitud espiritual hacia la virgen, cantando versos desgarradores que narran penas y esperanzas. Por otro lado, las "Gitanas", con sus coloridos atuendos y espejos, aportan la alegría y la elegancia, danzando frente al atrio en honor a la Reina.

La música es el pulso de la celebración. Decenas de bandas de músicos, llegadas de toda la región y el país, ofrecen retretas y acompañan cada paso de las actividades. Los "albazos" despiertan a la ciudad con bombardas y melodías festivas al amanecer.

Por las noches, es común ver la plaza principal de Otuzco llena de castillos y fuegos artificiales que son donados por los fieles y quemados cada noche en honor a la mamita.


Con el tiempo, las autoridades han organizado otro tipo de actividades para darle un abanico de opciones a los turistas. Es tradicional burrocross, así como los campeonatos deportivos, de bandas, entre otros.

Gastronomía


La experiencia de la Virgen de la Puerta también se vive a través del paladar, con una oferta gastronómica que reconforta al peregrino y celebra la abundancia de la tierra.

El jamón otuzcano es el rey indiscutible de la mesa. Un jamón de cerdo curado y ahumado con técnicas ancestrales, servido usualmente con yuca y salsa criolla. Su sabor intenso es el sello de identidad de la provincia.


Otro potaje es el cuy frito con ajiaco. El cuy es criado en los hogares andinos, se sirve frito y crocante, acompañado de un guiso de papas y arroz de trigo, ofreciendo la energía necesaria para las largas jornadas de celebración.

El pan de Otuzco es famoso en toda la región. Está elaborado de trigo, a menudo horneado en leña, es el acompañamiento perfecto para el café de la tarde o el desayuno de los peregrinos.

Momentos cumbres de la fiesta


La relación entre el pueblo y la venerada imagen alcanza sus puntos máximos en tres momentos específicos que definen la estructura de la fiesta.


Cada 14 de diciembre se produce la Bajada. Es quizás el momento de mayor tensión emocional. Mediante un sistema de rieles y poleas, la venerada imagen desciende desde su urna en lo alto del altar mayor hacia la nave central. El santuario retumba con vivas y aplausos. Es el instante en que la Virgen "baja al llano" para estar cerca de sus hijos. Aquí se realiza el cambio de su ajuar, luciendo cada año un manto nuevo, bordado con hilos de oro y piedras preciosas, donado por fieles agradecidos.

El Día Central es el15 de diciembre, cuando la "Mamita" sale del templo. Colocada en un anda, recorre las calles de Otuzco sobre alfombras de flores naturales diseñadas por los barrios. La procesión es lenta, majestuosa y solemne. La imagen avanza entre nubes de incienso, lluvia de pétalos y el sonido ensordecedor de las campanas y las bandas. Es el momento en que la Virgen bendice a la multitud congregada.


La Subida: La despedida. Tras días de estar entre su pueblo, cada 16 de diciembre la imagen retorna a su urna. La "Subida" es un acto de nostalgia y esperanza. Mientras la imagen asciende lentamente de regreso a su nicho, los fieles agitan pañuelos blancos y derraman lágrimas, sellando promesas de volver el próximo año, cerrando así un ciclo sagrado de fe inquebrantable.

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(FIN) LPZ/MAO

Publicado: 13/12/2025