En tiempos de pandemia la necesidad obliga a todos a reinventarse y en Piura usuarias del programa Juntos encontraron una oportunidad de emprendimiento: la confección y venta de mascarillas, que les ayuda a sostener a sus familias.
Matilde, Yuri y Zulema tienen varias cosas en común: las tres usuarias de Juntos tienen la edad de Cristo, poseen conocimientos de costura, son emprendedoras y con la llegada del covid-19 encontraron el negocio perfecto.
Matilde Naira Surita vive en el centro poblado de Maraypampa, del distrito de Sóndor, provincia de Huancabamba; tiene una niña de 13 años (Vismar) y antes de la pandemia se dedicaba a confeccionar blusas y faldas que vendía en un puesto del mercado de su localidad.
“Cuando llegó la enfermedad en mi comunidad nadie tenía mascarillas porque no había dónde comprarlas. Viajé a Huancabamba y compré una que usé como modelo. Así empecé a confeccionar y vender en Maraypampa. Luego me pidieron más y decidí usar unos pequeños ahorros que obtuve del programa Juntos para comprar más telas. Así inicié este pequeño negocio con el cual estoy ayudando a mi familia”, cuenta orgullosa Matilde.
En el hogar de Yuri Paola Ojeda las cosas se pusieron color de hormiga con la llegada de la pandemia. Su esposo perdió el empleo, el dinero empezó a agotarse y la angustia de alimentar a sus hijos Liam (5) y Estafany (16) se apoderó de la pareja.
“Mi esposo y yo no sabíamos qué hacer. Un día una gestora de Juntos me dio la idea: si sabes costura ¿por qué no haces tapabocas? No tenía máquina de coser, así que me presté una y empecé primero con 10. Las vendí rapidito. Luego busqué en internet diseños de superhéroes para hombres y de flores para mujeres y fue un éxito”, dice Yuri, quien vive en el centro poblado Pedregal, en el distrito de Tambogrande.
Cuando Zulema Córdova Paz fue a la única botica que existe en el centro poblado Pampa Elera Alta, del distrito de Las Lomas, para comprar una mascarilla, estaban agotadas. Como buena emprendedora identificó rápidamente el nicho de mercado y lo siguiente que hizo fue comprar tela para confeccionar los tapabocas.
“En ese momento ya era obligatorio usar mascarillas en la calle, solo que nadie las vendía. Como tenía una máquina de coser no lo pensé dos veces y empecé a confeccionarlas. Gracias a Dios me ha ido muy bien. A veces vienen a mi casa a comprarlas y también hago delivery”, cuenta Zulema, quien agrega que su pequeño Ángel (11) le dio la idea de hacer mascarillas de equipos de fútbol que salen como pan caliente.
También lea:
El programa Juntos entrega un incentivo monetario a las familias usuarias siempre y cuando cumplan con el compromiso de enviar a sus hijos al colegio y llevarlos a los centros de salud. Sin embargo, durante el estado de emergencia este compromiso ha sido suspendido.
Las familias usuarias suelen usar el dinero recibido para comprar alimentos y vestido para sus hijas e hijos. Pero no son pocas las usuarias como Matilde, Yuri y Zulema que ahorran una pequeña parte de los abonos para luego iniciar algún emprendimiento que las ayude a salir de la pobreza.
Más en Andina:
(FIN) NDP/TMC/JOT
JRA
Publicado: 8/7/2020