La 28ª conferencia sobre el cambio climático de la ONU se abre en Dubái dentro de una semana, rodeada de récords inquietantes y en medio de incertidumbre ante el desafío de la transición energética.
Tras la ceremonia inaugural el día 30, la COP28 arrancará con una cumbre de líderes mundiales a la que está previsto que acuda el papa Francisco (una novedad histórica), el rey Carlos III y el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, entre otros.
Desde la decisiva COP21 de París en 2015, en la que se fijaron las grandes líneas del combate climático, las conferencias se han convertido además en enormes ferias de exhibición de nuevas tecnologías y planes ecológicos de gobiernos y empresas.
Para la COP28 se prevé una cifra récord de participantes, en torno a 70.000.
Actualizar los compromisos
Todo tipo de récords rodean esta cita diplomática que oficialmente durará hasta el 12 de diciembre.
Récord de temperaturas en todo el mundo, con la previsión de que 2023 será el año más cálido de la historia.
Récord de concentración de gases de efecto invernadero en 2022, el principal vector del aumento de la temperatura media del planeta, que idealmente no debería superar +1,5 ºC, según el Acuerdo de París.
La temperatura media el año pasado ya estaba en +1,15 ºC respecto a la era preindustrial.
Y de seguir con la trayectoria actual, según un informe de la ONU divulgado esta semana, nos encaminamos a un aumento de entre 2,5 ºC-2,9 ºC de aquí a 2100.
Un objetivo hipotético
El objetivo de la neutralidad carbono a mediados de siglo parece muy hipotético, según los climatólogos.
La COP28 debería en principio responder a estos desafíos con una nueva definición de los compromisos que las 198 partes del Acuerdo de París pactaron para reducir las emisiones.
En París se acordó una serie de parámetros de emisiones por sectores (transporte, construcción, etc) y ahora toca la difícil tarea de actualizarlos.
El objetivo es aumentar los recortes de emisiones, lo que implica fundamentalmente profundos cambios en la manera de producir y consumir energía.
"Hay mucho en juego en este tema. El Acuerdo de París no explica claramente cómo tiene que producirse" ese nuevo compromiso de reducción de emisiones, explicó a la AFP Jennifer Allan, consejera del Instituto Internacional para el Desarrollo Sustentable (IISD).
Según la ONU, el nivel actual de los compromisos de reducción de gases de cada país ("Contribución Determinada a Nivel Nacional" NDC, por sus siglas en inglés) conducirá a reducir tan solo un 2% de las emisiones en 2030, en comparación con el 43% recomendado por los climatólogos.
Una transición desconocida
La transición energética que se exige a la comunidad internacional es desconocida por su talla.
Y también por las diferentes situaciones en cada región. En América Latina, por ejemplo, el suministro eléctrico en Costa Rica o Paraguay proviene casi exclusivamente de fuentes renovables.
La región "está lista para desempeñar un papel importante en la transición", explicó recientemente la jefa de la unidad de demanda energética de la Agencia Internacional de Energía, Stephanie Bouckaert.
E incluso podría aprovechar para exportar el petróleo excedente, según el director ejecutivo de la Agencia Internacional de Energía, Fatih Birol.
"No veo ninguna contradicción, porque el mundo no parará de utilizar petróleo", explicó a periodistas.
El petróleo dominará previsiblemente las negociaciones de la COP28.
La celebración de la conferencia en los Emiratos Árabes Unidos, uno de los grandes productores mundiales, ha despertado protestas de las organizaciones ecologistas.
El presidente de la COP, Sultan Al Jaber, es el máximo dirigente de la compañía pública petrolera emiratí, y al mismo tiempo, de la sociedad nacional de energías renovables.
Los activistas quieren que en la declaración final de la reunión se mencione específicamente que el mundo debe abandonar los combustibles fósiles, de forma obligatoria, algo que hasta ahora no se ha logrado.
"El éxito de la COP28 será juzgado en función de su capacidad de lograr un acuerdo sobre un paquete energético completo", advirtieron en un comunicado un centenar de oenegés climáticas.
"La transición rápida de sistemas eléctricos está introduciendo nuevos riesgos que son sustanciales, como una electricidad más cara y menos estable", advierte por su parte Judith Curry, climatóloga.