Por Valery Díaz VásquezLa vida de Julio Urbina fue un constante reto al destino, venció todas las dificultades que se le pusieron al frente. El ahora destacado ingeniero electrónico vivió en un humilde hogar en el distrito de Barranco donde aprendió el valor de conquistar sus sueños. ¡Y vaya que lo logró!
“Provengo de un hogar pobre, mis familiares no contaban con una formación profesional. Fui el primer miembro de mi familia en ingresar a la universidad”, nos cuenta Julio en un flashback de su lucha diaria y tenaz por salir adelante.
Reside desde hace 29 años en Estados Unidos y si recuerda algo con absoluta claridad es el camino tortuoso que tuvo que atravesar para lograr ser ingeniero electrónico de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) e investigador y docente en la Universidad de Pensilvania.
Evoca con mucha emoción los días en los que vivió en un callejón de Barranco, un lugar en el que no abundaba lo material pero sí el afecto, la fraternidad y el amor que se prodigaba con sus cinco hermanos.
Desde muy pequeño sintió la necesidad de obtener conocimientos. Esto lo llevó a ocupar los primeros puestos en su etapa escolar. Y si bien, admite que “era un desastre para los deportes”, sus altas notas en matemática, física y química lograban compensarlo.
El sueño del inglés
Quiso aprender inglés por su cuenta y no paraba de intentarlo. El dinero para pagar una academia era el gran obstáculo. Y nos narra, como si fuera ayer, una anécdota que lo marcó por siempre.
“Aún recuerdo cuando trabajaba limpiando casas y una de las dueñas me vio leer uno de sus libros en inglés. La señora se impresionó tanto que me ayudó a conseguir una beca en el Icpna. La señora ya falleció, pero me gustaría que algún día sepa lo agradecido que estoy con ella…”.
Julio hace un breve silencio, se emociona en esta parte de su relato. Esa parte de su vida en la que jovencito trabajaba para ganarse la vida y sabía que la educación era la llave maestra para crecer y superarse.
“He tenido la suerte de trabajar en casas, en las que vivían personas que me tendieron la mano y me guiaron con sus consejos para que tomara el camino de estudiar Ingeniería Electrónica en la UNI”, agregó con un gesto de agradecimiento que se torna interminable.
Como muchos jóvenes de escasos recursos, Julio también cachueleó limpiando carros y otros quehaceres que le permitían tener algunos soles en el bolsillo.
Hasta que logró ingresar a la UNI. Si bien “jaló” dos cursos al inicio de su carrera universitaria, posteriormente le agarró el ritmo y acabo de manera brillante la carrera. Trabajó luego en Radio Observatorio de Jicamarca, una experiencia que le terminó de abrir la mente.
Posteriormente, obtuvo una beca para una maestría en la Universidad de Illinois, Estados Unidos.
Sus "ángeles de la guarda”
Para su primer mes de estadía, Julio contaba con solo 50 dólares, pero siempre, por alguna razón, tuvo “ángeles de la guarda” que lo ayudaron.
“Felizmente, tuve la suerte de conocer personas que me brindaron oportunidades para sobrevivir en ese tiempo”, indicó. Terminó la maestría y luego un doctorado en la misma universidad que le abrió sus puertas al país de las oportunidades.
Comenzó a trabajar como docente en la Universidad de Arkansas. Y tiempo más tarde postuló a Pennsylvania State University, en la que ejerce como profesor en el departamento de Ingeniería Eléctrica.
En el 2015 ganó un concurso en el programa Fulbright con profesores de Estados Unidos y decidieron viajar al Perú con el único propósito de desarrollar vínculos y una serie de proyectos.
Generosidad
Agregó que a partir de esa visita se inició el financiamiento del proyecto de la Nacional Science Foundation. Esto ha permitido trasladar estudiantes de Estados Unidos al Perú, para que tomen como objeto de estudio el cambio climático en comunidades indígenas.
“En Estados Unidos tengo un proyecto muy bonito que me ha financiado el año pasado por seis años la National Science Foundation, para darle oportunidades a jóvenes de bajos recursos en Estados Unidos. Les damos becas para que cursen sus maestrías con una serie de procesos, mentorías y procesos profesionales”, detalló.
Me gustaría poder repetir este modelo en el Perú, enfatizó convencido de la necesidad de devolverle al país todo lo aprendido, ser generoso y brindar oportunidades, como las que almas buenas le brindaron en algunos momentos de su vida.
Más datos
-Julio Urbina dice que lo que más le gusta de ser docente es poder formar ciudadanos conscientes y responsables.
- “Muchas veces les digo a mis alumnos que si quieren ser creativos tienen que ir al Perú. De hecho, he logrado traerlos y se han desarrollado programas para que esto sea posible”, comentó.
-La Universidad Estatal de Pensilvania es una importante universidad de investigación que lleva a cabo la enseñanza, la investigación y el servicio público.
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(FIN) VDV/RES
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Publicado: 29/9/2022