Jauja es no solo la “capital histórica” del Perú sino cuna y escenario por excelencia de la Tunantada, danza de rica herencia cultural que fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación el 21 de enero de 2011, al ser una de las más significativas expresiones de la diversidad cultural del Valle del Mantaro.
Del 20 al 25 de este mes se lleva a cabo, en el distrito de Yauyos, el esperado Festival de La Tunantada y toda Jauja se llena de color, fiesta y tradición, con la participación de más de 30 orquestas costumbristas, un número similar de instituciones “tunanteras”, que con singulares personajes concitan una creciente atención de turistas nacionales y extranjeros.
La etimología del vocablo “Tunantada” parece provenir de dos voces quechuas: "tunan", que significa "alturas" y "anti" que significa "autóctono" o proveniente de algún lugar. Otra versión identifica Tunantada con la palabra “tunante”, utilizada en España para definir a la persona astuta y hábil que es mezquina porque obra en beneficio propio.
Origen
El origen de este baile peruano se remontaría a la época inca. Los incas practicaban el desplazamiento forzado de pueblos rebeldes, a quienes se trasladaba a otras zonas de la sierra o la selva del país.
A este tipo de desplazados internos se les denominaba “mitimaes”. Al parecer de esa forma los indígenas de Yauyos (serranía de Lima) fueron afincados en las faldas del cerro de Huancas, volviéndose "Huillaricos".
Por otro lado, la tradición oral considera a Huaripampa como lugar de origen de la Tunantada. Este fue el primer distrito creado de Jauja, el 29 de setiembre de 1570. Según las crónicas, los pobladores presenciaron la llegada del virrey Toledo, quien pasó por la villa con todo su séquito, como era costumbre entonces, al compás de música. A partir de ese momento los huaripampinos trataron de imitar a estos personajes de forma satírica. Puede que sea por este festejo virreinal que la tunantada provenga de la palabra "tunante".
Años después, las autoridades virreinales fundan la Villa de Yauyos, donde construyen una capilla para venerar a San Sebastián y, desde entonces, cada 20 de enero se realizan festejos en honor a su patrón, destacándose varias estampas como, por ejemplo, el “jergakumo”, la “huaylejía”, con corrida de toros, el “jalapato” y la “tunantada”.
El Príncipe o Tunante: Representa al español, cúspide de la estructura social virreinal.
Personajes de la danza
Los personajes que intervienen en la
Tunantada son “La chupaquina” o “Huanquita”, que es una mujer indígena casada con español; “El chuto”, personaje danzante, burlesco y satírico que representa el mestizaje; “La huatrila”, que representa al chuto decente.
Asimismo, participan “El tucumano”, que representa al arriero de mulas y comerciante que se desplazaba desde el Perú hasta el virreinato del Río de la Plata y viceversa; “El jamille o curandero de los Andes; “La jaujina”; “La María phishana”; y el “El Auquish”, título que distinguía a los jóvenes de sangre real, y también a los espíritus que rodeaban al “apu” o supremo protector de una comunidad.
Danza regional
Además de Jauja, esta danza folclórica también se baila en otras partes de Perú como Huaripampa, donde destaca por conservar la autenticidad del ritmo de la música y porque las orquestas que lo practican tienen un limitado número de ejecutantes, que difieren de otros pueblos del Valle del Mantaro.
La Asociación de Veteranos de Huaripampa se encarga de preservar el baile, que se ejecuta el 6 de enero, en conmemoración de la Epifanía o Bajada de Reyes.
En la
Tunantada que se celebra en
Huaripampa solo existen cinco personajes, con vestimentas muy serias, sin mucho colorido: el "español", la "chupaquina", el "indio", el "argentino" y el "doctor".
El indio es el único personaje en el Valle del Mantaro que usa un bastón de madera de torcido natural, así como el “shucui”, zapato especialmente hecho de lana de carnero. El personaje de la “chupaquina” usa una chompa de color negro, adornada con pañuelos y usa un sombrero de Jauja.
Otras zonas del Valle del Mantaro donde se baila la Tunantada son el Valle de Yanamarca, la villa turística de Chucllú, el valle Azul, entre otros.
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