Cuando hablamos de trombosis nos referimos a la formación de coágulos de sangre agrupados dentro de los vasos sanguíneos que bloquean la circulación de la sangre y que muchas veces, al desprenderse, pueden alojarse en algún órgano. Esto se convierte en una situación delicada de salud que puede afectar a cualquier persona sin importar la edad, aunque los más afectados son los adultos mayores, personas obesas, fumadores y pacientes con problemas circulatorios.
En la nueva normalidad que hoy vivimos esta enfermedad puede presentarse en la población mayoritariamente sedentaria o en quienes permanecen sentados por varias horas por ocio o haciendo trabajo remoto.
“Los casos más comunes y de mayor peligro son los que se presentan en las venas de los miembros inferiores, los cuales son conocidos como trombosis venosa profunda [TVP], enfermedad que ocasiona la muerte de una de cada cuatro personas en el mundo debido a la poca movilidad del cuerpo”, explica Iván Gutiérrez Romero, cirujano vascular y flebólogo del Instituto Flebocenter.
Entre las personas que podrían sufrir de este tipo de trombosis se encuentran los mayores de 60 años y que llevan una vida con poca movilidad, los pacientes hospitalizados por mucho tiempo o actualmente las personas que por su responsabilidad educativa o laboral permanecen sentadas por varias horas.
“En este grupo están incluidas las personas que permanecen largas horas sentadas como los choferes, las que desarrollan labores en escritorio y las que viajan con frecuencia y cuya ruta comprende tramos largos. Además, aquellos que sufren de diabetes, hipertensión o que no practican con frecuencia deportes o actividades físicas”, explica el doctor Gutiérrez.
En pacientes que superaron el covid-19 hay diversas circunstancias que aumentan el riesgo de una posible trombosis, sobre todo por las lesiones que pueden haber sufrido los vasos sanguíneos debido a la falta de oxígeno y que el organismo por sí solo no es capaz de disolver.
“La principal recomendación para disminuir el riesgo de trombosis es la actividad física. Cuando el cuerpo está en movimiento la sangre fluye y así podemos evitar la formación de coágulos. En pacientes que tienen esta enfermedad ya existen tratamientos médicos y fármacos anticoagulantes como la heparina, que disuelve los trombos y ayuda a prevenir cualquier complicación”, señala el flebólogo.
Además de la actividad física, es importante seguir una dieta balanceada que incluya verduras, frutas, pescados y frutos secos. No deje de consumir como mínimo dos litros de agua diariamente y evite usar ropa ceñida o prendas que se ajusten el cuerpo.
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(FIN) DOP/RES
Publicado: 26/10/2020