06:58 | Tingo María, oct. 26.
Por Nathaly JimenezCataratas, una isla en medio de la laguna y rutas donde lo verde es la esencia constituyen la oferta turística que ofrece la selva huanuqueña. Este destino tiene un eslogan que calza de maravillas: ‘Tingo María: aventura natural’.
Verdes bosques acompañan nuestro recorrido y son un paisaje perfecto. Aquí nos sentimos orgullosos de lo que nuestra tierra tiene por ofrecer al mundo.
Catarata Santa Carmen y la Bella Durmiente
Nuestra ruta por la selva se inicia en la asombrosa catarata Santa Carmen. Con más de 32 grados de temperatura y repelente a la mano, vamos a conocer las aguas azules que caen de los cerros. Solo media hora de camino nos lleva de la
ciudad de Tingo María a esta belleza natural.
Avanzamos por un puente que cruza un riachuelo. El primer encuentro es con La Piscina, como llaman al segundo piso de la cascada. Y a tan solo dos minutos, apreciamos la catarata de Santa Carmen.
Una roca grande en medio de la caída es el lugar perfecto para inmortalizar la visita grabando un video y tomándose una selfie.
Provistos de chalecos salvavidas disfrutamos de las aguas de la catarata, cuyo fondo es de 9 metros, y nos refresca del intenso calor.
El
mirador San Cristóbal es uno de los puntos más altos de la ciudad de
Tingo María, desde donde se aprecia el mítico cerro La Bella Durmiente.
Para llegar ahí se debe subir alrededor de 100 escalones. Desde ese lugar se puede apreciar las letras de Tingo María en medio del campo, un paisaje de portada.
A La Bella Durmiente lo conocen también como el Cerro del Amor y frente a él las parejas reafirman su juramento de amor eterno. Varias leyendas rondan en torno a La Bella Durmiente, y todos terminan en el mismo final: el amor del joven Cuynac y la princesa Nunas será para la eternidad.
Parque Nacional Tingo María
El especialista en turismo del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) Erick Oré señala que el
Parque Nacional Tingo María es una de las áreas protegidas más antiguas del Perú (1965). Su importancia radica en conservar la biodiversidad de flora y fauna para que sean conocidas por futuras generaciones.
“Nuestro parque tiene dos reconocimientos, el sello Safe Travels y el reconocimiento de la top 100 mundial como destino ecosostenible”, detalla.
Ingresamos al
parque nacional y el primer punto es el árbol El Ojé, que guarda más de medio siglo de historia.
El río La Cueva se convierte en el segundo punto importante para el recorrido. Desde el puente que lo cruza se pueden apreciar los verdes campos.
Un camino de madera precede el ingreso a la famosa Cueva de las Lechuzas. Un dato: la linterna es un elemento no permitido.
Acompañados de escarabajos y murciélagos, nos asombramos por las formas de sus rocas que emergen desde los techos formando extrañas figuras, como una Biblia.
En el punto más profundo se visualiza el baile de los murciélagos: los sonidos podrían ser irritantes para algunos visitantes, pero para nosotros es la máxima expresión de la fauna selvática.
A cinco minutos de ese destino se hallan las Aguas Sulfurosas de Jacintillo, lugar al que las personas acuden en busca de la piel perfecta. Una piscina natural debajo de sus rocas esconde un lodo eficaz para la ‘eterna juventud’.
Laguna de los Milagros
Creíamos que era un peculiar paseo en bote por las aguas verdes de esta laguna, pero nos llevamos una gran sorpresa al conocer en su isla el lugar indicado para los amantes de la aventura.
Botes con singulares nombres nos llevaron a este destino, donde encontramos la Jungla del Deseo. Unas cuatrimotos encendieron nuestras ganas de aventura. El canopy y columpio gigante nos hicieron sentir miedo a más de 5 metros de altura.
Ambientado con pequeñas lagunas y grandes árboles frondosos, encontramos un lugar especial, el Árbol del Deseo. Con solo abrazarlo y cerrando los ojos, decimos un deseo para que la tierra nos escuche: nuestro pedido, con mucha fe, esperamos se cumpla.
Velo de Novia
A solo dos horas de Tingo María, cruzamos el límite con la región Ucayali, para conocer el Boquerón del Padre Abad. Con varios puentes que enlazan los diferentes atractivos, visitamos la catarata Velo de Novia.
Es una mágica vista que nos acerca al Velo de la Novia, nombre dado por su especial caída, y donde las formaciones rocosas muestran una nariz y labios sobresalientes.
La ruta nos lleva a una cueva, simple a primera vista. Dentro de ella, gotas de agua caen seguidamente, mojando a todos quienes la crucen, pero es necesaria para conocer al gallito de las rocas, ave emblemática del Perú. Sin duda, fue una visita inolvidable.
Dato
10,645 turistas recibió Tingo María durante el feriado largo decretado del 8 al 11 de octubre del 2021.
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(FIN) NJC/MAO
Publicado: 26/10/2021