“Sonrinen: Queremos que te pongas bien”, se denomina el novedoso tratamiento complementario para pacientes con cáncer que se aplica en el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN) y cuyos instrumentos fundamentales son el amor, el humor y el color.
Esta intervención está a cargo del Servicio de Psicología de la Unidad de Salud Mental del INEN y está conformada por un equipo de clowns hospitalarios, el cual interactúa con los pacientes y sus familiares así como el público en general, informó el jefe de dicha dependencia, Hugo Lozada Rocca.
“Sonrinen ha nacido para brindar apoyo a todas las unidades que requieran nuestros servicios y estamos felices de poder apoyar la labor de las diversas áreas especializadas del INEN”, señaló Fernando Lamas Delgado, quien está a cargo del equipo de clowns.
Cuando un paciente atraviesa por un proceso de hospitalización padece, además de la enfermedad, una situación de estrés y ansiedad, debido a que se aleja de su entorno diario, los amigos, la escuela, los juegos, el trabajo y, sobre todo, de la familia.
Sostuvo que, a pesar de los cuidados del personal de salud que está a su servicio, el hospital es un medio desconocido, lleno de dudas, y podría parecer hostil cuando se trata de niños y adolescentes.
Por ello, dijo, el humor es un medio para contribuir a desdramatizar las situaciones que puedan ocurrir en un nosocomio, creando un ambiente distendido con la sonrisa que es un lenguaje universal. En ese sentido, cuando el paciente tiene una actitud favorable es más colaborador con la labor del personal de salud, facilitando el tratamiento.
Sonrinen se ha constituido con la participación de voluntarios de todas las edades y profesiones, a quienes se les capacita en aspectos propios de la dinámica hospitalaria, acerca del cáncer y brindándoles formación artística en la técnica del clown.
Lamas destacó que el INEN se ha convertido así en el primer instituto de salud especializado del país que cuenta con un equipo propio de payasos hospitalarios, capacitado y entrenado para afrontar las necesidades emocionales de los pacientes oncológicos.
Precisó que el clown de hospital no es un actor que presenta sketchs u obras de comedia teatral, tampoco anima fiestas infantiles y no es un elemento decorativo para un evento. No es un payaso de fiesta ruidoso o alguien que incomodará a las personas. No es exclusivo para pacientes pediátricos y no es un voluntario que solo se le ocurrió ponerse la nariz roja.
Según explica Fernando Lamas, el clown de hospital es un profesional entrenado, capaz de interactuar asertivamente y de forma lúdica con los pacientes, familiares y el personal del instituto.
“Nuestra intervención está basada en la improvisación de acuerdo a lo que el interlocutor nos transmite. Estamos entrenados en la lectura permanente de emociones o deseos de lo que el otro pueda disfrutar. Ejecutamos una propuesta basada en el respecto, la amistad y la alegría”, puntualizó.
Como parte de su entrenamiento, deben conocer las normas de bioseguridad y del máximo cuidado que los pacientes requieren.
(FIN) NDP/RRC