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"Ser papá es respetar y amar a nuestros hijos hasta el último día de nuestras vidas"

Wilmer Mora Magallanes donó parte de su hígado al menor de sus hijos, una experiencia que ha marcado su paternidad

Wilmer Mora Magallanes donó parte de su hígado al menor de sus hijos, una experiencia que ha marcado su paternidad. Foto: ANDINA/Cortesía.

Wilmer Mora Magallanes donó parte de su hígado al menor de sus hijos, una experiencia que ha marcado su paternidad. Foto: ANDINA/Cortesía.

11:41 | Lima, jun. 20.

Para Wilmer Mora Magallanes este Día del Padre no será como los anteriores. Esta vez pasará su día internado en el hospital nacional Edgardo Rebagliati, pues decidió donar parte de su hígado a uno de sus hijos –al más pequeño– para salvarle la vida.

No puede explicar este momento. Estar alejado de Abigail (20), Valentina (17), Josimar (11) y Junior (7) este domingo lo conmueve. Hasta ahora no sale completamente de ese shock que le causó el enterarse que el menor de sus vástagos pudo haber perdido la vida.

“Es impactante que le digan a uno que a su hijo de tan solo 7 años le queda poco tiempo de vida. Hasta hace un mes, no me daba cuenta del amor que siento por mis cuatro hijos”, cuenta.


En marzo, Mora Magallanes se sometió a una compleja cirugía de trasplante de un segmento de su hígado para evitar que Junior pereciera. Una falla hepática que puso en vilo su existencia se manifestó en febrero de este año de manera abrupta, con vómitos diarios y la aparición de un color amarillo en sus ojitos. El cuadro y sus matices se acentuaban con el paso de los días. 

“Fue muy difícil. No sabíamos qué hacer, sentía que se iba ante mis ojos. En el Seguro (EsSalud) nos explicaron la enfermedad que tenía y la urgencia de controlarla con un trasplante de hígado”, rememora.

Padre deportista

Don Wilmer tiene 49 años y, como papá, ha cumplido con sus hijos como haría todo padre responsable, dice. Ha estado presente, trabaja como repartidor en una empresa que distribuye abarrotes a grandes mercados de Lima, como el de Huamantanga, y los fines de semana se “recursea” jugando partidos de fútbol en campeonatos de interbarrios, en las ligas de Comas y Santa Anita.

Wilmer Mora no pasará el Día del padre con su esposa Katherine Pino ni su hijo Junior porque aún está internado.

Como buen Magallanes, de familia chinchana y futbolista por línea materna, es amante del popular deporte. Ha jugado en Deportivo Municipal y en equipos de primera división de Huancayo y La Oroya. Acumuló experiencia suficiente como para, cercano a la base cinco, encontrar en el fútbol un soporte económico que benefició a su familia.

Sin embargo, reconoce que ha estado alejado de sus hijos y no ha compartido mucho tiempo con ellos, porque su prioridad era trabajar para darles sostén, alimentación y estudios para el futuro. 

Paternidad

Ahora, postrado, aparecen recuerdos y reflexiones inspiradas en este episodio, cuando por primera vez sintió que ser padre es dar la vida por un hijo. No tuvo miedo de la cirugía ni de que le extrajeran un segmento de hígado. Lo aterrorizaban otras cosas: por ejemplo, imaginar que algo podía ocurrirle a Junior durante la operación o que, tal vez, el trasplante fracasara. “Muchas ideas pasaban por mi mente”.

Algunas de ellas, sin embargo, lo alegraban. Como el recordar que estaba con la pierna enyesada, tras un accidente en un partido del futbol, hace siete años, cuando cree que fue concebido Junior. O sentir alegría por los momentos en familia que compartía con su esposa, Katherine Pino.

La hija mayor de don Wilmer, Abigail (al lado de su mamá y Junior) tampoco podrá acompañar a su padre.

Wilmer recuerda a su padre, ya fallecido, y admite que no era muy afectuoso con él, que lo sentía distante porque no dialogaban mucho. De repente se dio cuenta –en ese trajinar de su memoria– que él se parecía a su progenitor. Estaba alejado de sus hijos.

Ahora valoro tanto el amor hacia ellos, el quererlos más, compartir más tiempo con ellos. Tengo sentimientos encontrados, no apreciaba ese amor. Y como trabajaba tanto, no lo sentía y no se los daba”, se le quiebra la voz. Tal vez una especie de remordimiento le aprieta el corazón.

Está convencido, hoy en día, de que la presencia del padre en una familia es muy importante, pues también cuida y protege a su prole.  “Cuando regrese a casa pondré más atención al cuidado de los chicos, compartiré más alegrías, así como Junior lo hace conmigo ahora que sabe que yo le doné una parte de mi hígado. He aprendido que ser papá es respetar y amar a nuestros hijos hasta el último día de nuestras vidas”.

Junior sabe que su papá le donó parte de su hígado y cuando lo ve por videollamada se lo agradece feliz.


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(FIN) SMS/LIT

Publicado: 20/6/2021