El jefe del Senace, Patrick Wieland, reveló hoy que se evalúan 10 carpetas entre Estudios de Impacto Ambiental (EIA) y modificaciones de EIA (MEIA), que involucran inversiones cercanas a los 2,000 millones de dólares.
Explicó que estos expedientes ingresaron al Servicio Nacional de Certificación Ambiental para las Inversiones Sostenibles (Senace) antes del 31 de enero del presente año y tienen un plazo de siete meses para aprobarlos o rechazarlos.
“Tenemos proyectos de los sectores minería, hidrocarburos y energía, los cuales tendrían listos sus EIA, siempre y cuando cumplan con la normativa, antes de fin de año”, manifestó.
Asimismo, mencionó que también se vienen evaluando los términos de referencia de los EIA de la ampliación del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez y el Terminal Portuario General San Martín (Pisco).
“Quiero aclarar que estos estudios no generan una doble regulación con Ositran, pues nosotros solo analizamos su impacto ambiental”, indicó.
Wieland brindó estas declaraciones tras su presentación en el seminario Energía, Minería, Responsabilidad Social y Medio Ambiente organizado por la Sociedad de Comercio Exterior del Perú (ComexPerú).
Guía de orientación
En dicho seminario presentó la “Guía de Orientación para titulares respecto a las pautas de redacción, formato y marco legal del Resumen Ejecutivo del estudio de impacto ambiental detallado (EIA-d)”.
A través de ellas se fomenta que los documentos que explican un proyecto de inversión y sus impactos favorezcan una participación informada y responsable de la ciudadanía.
“En Senace estamos convencidos de que la participación ciudadana efectiva es fundamental para la construcción de confianza en el proceso de evaluación de los EIA de los grandes proyectos de inversión. Esta Guía contribuye con dicho fin”, señaló.
El documento establece pautas de redacción y de formato para la elaboración de los resúmenes ejecutivos del EIA.
Por ejemplo, promueve una extensión promedio de 50 páginas, el uso de infografías, mapas conceptuales y geográficos, entre otros.
“No solo se trata de reducir la extensión y que sea de fácil lectura, sino sobre todo de hacer que el documento sea autosuficiente, es decir, que no sea necesario revisar el texto técnico del EIA para que se entienda el proyecto de inversión”, agregó.
(FIN) RGP/JJN
Publicado: 21/2/2017