Con un apagón simbólico cargado de emoción, el Perú despidió esta madrugada al antiguo terminal del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, que durante más de seis décadas fue la puerta de entrada y salida del país.
En una transmisión de la agencia Andina, se captó el momento en que las luces se apagaron progresivamente desde la 1:00 a. m., marcando el inicio de la transición final hacia el nuevo terminal aéreo, que desde hoy será el único centro de operaciones nacionales e internacionales.
“Ha sido muy bonito. Tantas cosas que uno vive aquí. Me quedé hasta el final, con mis hijas, esperando que apagaran las luces. Se cierra una etapa”, comentó una pasajera entre lágrimas, mientras el ambiente se teñía de nostalgia y abrazos de despedida.
Durante la madrugada, trabajadores, usuarios y familiares se reunieron espontáneamente en los últimos espacios iluminados del terminal de la avenida Faucett, que quedará en pie para futuras funciones logísticas y administrativas.
Algunos empleados del aeropuerto también vivieron con emoción el momento. “Tantos años trabajando acá… es triste irnos, pero vamos al nuevo aeropuerto con mejores condiciones y mucho orgullo”, relató un agente de seguridad.
La cuenta regresiva para el cierre fue seguida en pantallas dentro del terminal. A su término, el silencio se combinó con aplausos espontáneos, grabaciones en celulares y palabras de agradecimiento al histórico Jorge Chávez.
“Nos han apagado literalmente la luz, pero nosotros seguimos acá, con el corazón”, dijo otra usuaria que permaneció hasta el último minuto.
El nuevo aeropuerto, cuyo ingreso está ubicado en la avenida Morales Duárez, cuenta con mayor capacidad, tecnología de punta y estándares internacionales de servicio. Su puesta en marcha responde a la creciente demanda de conectividad aérea del país y posiciona al Perú como un nodo estratégico en la región.
Durante la jornada, se estableció un apagón aeronáutico de 12 horas —de 1:00 a. m. a 1:00 p. m.— para completar la migración de operaciones y sistemas, incluyendo el traslado de aeronaves, equipos y personal.
Con este acto simbólico, el antiguo Jorge Chávez no desaparece, pero sí cede el protagonismo a una nueva era para la aviación civil peruana. Como expresó un trabajador veterano del terminal: “Hoy apagamos la luz… pero se enciende un futuro más grande”.
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