A Cristina Ricra, ni el idioma ni la discriminación de la que fue víctima en Lima lograron desanimarla de impulsar su propio emprendimiento. Desde Apurímac y cargada solo de ilusiones y muchas ganas de sacar adelante a sus hermanos, logró asentarse en Villa María del Triunfo desde los 16 años. Hoy tiene su negocio propio de pasteles y galletas.
Formó su propia familia y mientras trabajaba como empleada del hogar, vendía manzanas dulces en calles limeñas y cocinaba en un comedor popular, la idea de empezar un negocio siempre le rondaba la cabeza.
Cuando logró su cometido y todo parecía ir bien, llegó el coronavirus y la cuarentena. Su pequeño emprendimiento tuvo que cerrar las puertas. "Me desesperé, pero recordé que soy una mujer dura de vencer y tuve que reinventarme", lo recuerda.
Su hija la animó a buscar otras salidas y también otras recetas, recurrieron entonces a YouTube y encontraron nuevas ideas y la ilusión de reabrir de otra manera el negocio cobró vida.
Actualmente en su pequeña empresa llamada Muxsa, que quiere decir dulce en Aymara , se elaboran además de sus productos de siempre los más variados pasteles que son distribuidos en varios distritos, entre ellos Miraflores y Villa María del Triunfo.
Antes de la pandemia los vendía directamente, ahora hace delivery y está presente en las redes sociales. "El miedo no debe detenernos, si somos positivos es mejor. Muchos dicen que por el coronavirus han quebrado sus negocios en cambio a mí, esta enfermedad levantó mis ganas de trabajar más", afirma Cristina.
En el siguiente podcast y a través de su propio testimonio conozcamos más sobre su historia.
(FIN) AZL