“Aquí nace nuestro máximo héroe; aquí nace el Perú”. El mayor EP Juan Carlos Carrasco abre los portones del Museo Combatientes del Morro de Arica, el número 125 del jirón Cailloma, antes calle Los Afligidos, Centro de Lima.
Hace 200 años, exactamente, en este solar nació Francisco Bolognesi. Aquí nace la patria, pero de los 200 visitantes que mensualmente recibe este centro cultural, la mayoría son extranjeros, sobre todo argentinos y chilenos. Algunos pocos son grupos de escolares.
Por ese motivo, cuenta Carrasco, por el bicentenario del nacimiento del ‘Titán de Arica’ se está visitando colegios para invitarlos a que conozcan este espacio en el Centro de Lima.
Remodelación en marcha
La efemérides del héroe toma al museo en plena remodelación de sus 10 salas, distribuidas en dos pisos, labor que se complementará con una nueva museografía.
Carrasco, subdirector del museo, adelanta que hoy, lunes 7, el Ejército recibirá oficialmente aquí los documentos de Bolognesi que ha restaurado el Ministerio de Relaciones Exteriores, entre ellos su hoja de servicios.
Uniformes de héroes
En uno de los ambientes, un grupo de especialistas en conservación y restauración trabaja a doble turno, desde hace un mes, en la restauración y conservación preventiva del uniforme de Bolognesi, como el de otro héroe integrante de la batalla de Arica: el del teniente coronel Roque Sáenz Peña (1851-1914), posterior presidente de la Argentina.
Eugenia Abadía, vocera de los restauradores, recuerda los pasos de este trabajo meticuloso. Primero, para empezar a manipular y limpiar las piezas, se debe realizar una desinfección por vapores.
Después vendrá una ‘consolidación’ de los materiales que se han ido perdiendo con el paso del tiempo, como los hilos de cobre del uniforme o los botones, hechos del mismo material.
La de Bolognesi es una chaqueta militar bastante desgastada porque es anterior a la Guerra del Pacífico. Fue elaborada en Lima con telas importadas de Francia, y su diseño tiene influencia bonapartista, característico en los uniformes de oficiales de la segunda mitad del siglo XIX. El trabajo de recuperación terminará en un mes.
Se trabaja también el bicornio de coronel (de doble pico y plumas de avestruz) y las charreteras de dicho uniforme. Ya se inició el trabajo con el uniforme de Roque Sáenz Peña y se empezará en simultáneo con el Pabellón Nacional que flameó en Arica y el cuadro ‘El último cartucho’ (1899), de Juan Lepiani.
Pabellón heroico
Con los símbolos no se juega: las manchas de sangre que tiene el Pabellón Nacional se mantendrán. Son memoria de un momento histórico. Fue el pabellón que flameó sobre el mástil del Morro de Arica durante la batalla del 7 de junio de 1880 y hoy se salvaguardan en la Sala de la Epopeya del Morro de Arica.
Citemos la historia: el teniente Emilio de los Ríos, del batallón Iquique, arrió el símbolo para que no caiga en poder enemigo. Lo enterró en el morro y una vecina que vio el hecho se encargaría de desenterrar y entregarlo a la Sociedad de Sobrevivientes de Arica.
Dice el historiador militar Christian Rodríguez que los trabajos de restauración del famoso cuadro ‘El último cartucho’ permitirán rescatar la diversidad de actores que lucharon por el Perú.
“El cuadro tiene mucha movilidad, hay una reivindicación racial a todos los que componen la realidad peruana: observamos un soldado que representa a los orientales que pelearon para el lado peruano. También hubo marineros afrodescendientes, que al terminar la contienda marítima desembarcan cañones y los ponen en el Morro de Arica. Todos suman los 1,200 peruanos que enfrentaron a 6,000 chilenos, además de la reserva y el continuo ataque por mar”.
Logros y retos
Luego de 41 años de vida institucional, la Dirección de Museos del Ejército ha logrado finalmente registrar 113 artículos como bienes patrimoniales de la Nación. Para ello, el Pabellón Nacional, los óleos de Lepiani, vajillas de Bolognesi y otros objetos fueron sometidos a pruebas para confirmar su antigüedad y origen.
A sugerencia de los especialistas, los trajes de Bolognesi, Sáenz Peña y Gamarra deben estar ubicados en un mismo salón en vitrinas especiales que cuenten con la ventilación, humedecedores, termómetros e iluminación adecuada, para reducir el deterioro de las prendas.
Para ello, Carrasco invitó a la empresa privada a que colabore en la adquisición de esta mueblería.
También se ha logrado restaurar tres muebles de la época que han permitido redescubrir aplicaciones en bronce secuestradas por capas de pintura. “La intención de nuestro comando es tener un museo a la altura de los mejores del mundo”, dice el mayor Carrasco.
Se informó asimismo, que siete meses tomarán los trabajos de conservación del óleo ‘El último cartucho’, de Juan Lepiani.
(FIN) JVV/ DOP/SMS
JRA
Publicado: 7/11/2016