Lima, nov. 06 (ANDINA)- Richard Hidalgo Jara llegó a la cumbre de la montaña Cho Oyu, a 8 mil 201 metros sobre el nivel del mar. Una de las más grandes del mundo. Es el primer peruano que escala una de las cumbres más imponentes que dan vida al Himalaya.
Lima, nov. 06 (ANDINA)- Richard Hidalgo Jara llegó a la cumbre de la montaña Cho Oyu, a 8 mil 201 metros sobre el nivel del mar. Una de las más grandes del mundo. Es el primer peruano que escala una de las cumbres más imponentes que dan vida al Himalaya.
Sintió tranquilidad cuando llegó a la cumbre del Cho Oyu. Antes de ascender hacia los cielos, junto a maestros tibetanos, le pidió permiso a la tierra para escalar sobre ella. Las montañas son sagradas, y bendijeron a sus equipos de trabajo y a él.
Richard oró en su idioma y a su dios. No lloró cuando llegó a la cumbre, aunque su cámara de video registra que se seca los ojos. El no lo recuerda, pero evita las lágrimas porque prefiere no deshidratarse. Una medida de prevención poco difundida.
El Cho Oyu es una de las tres montañas que conforman el Himalaya. El año pasado alcanzó la cumbre del Shisha Pangma, otra de ellas, con más de 8 mil metros de altitud, y que tampoco tiene vegetación.
Diez días demoró en llegar a la cima, lo hizo el 9 de octubre, durante un atardecer chino, visto desde una cumbre liberada de mal tiempo. A las 7.30 horas del país asiático más grande del mundo, vio cumplido uno de sus sueños, porque el que tiene instalado en el alma, y aún no concreta, es el de trepar el indomable Everest.
Estos dieciocho años de experiencia montañera le han servido a este hombre delgado para sentir más confianza en sí mismo y a no temerle al miedo. No es verdad que haya que arrancarlo del alma, dice. Sirve más bien como controlador. “Si no se siente miedo, se es temerario, y eso no es conveniente para este oficio”, agrega.
Trabajo sicológico
Para escalar una montaña sin compañía, se necesita mucha preparación sicológica y mental. Richard se arma el campamento, solo se cocina, solo toma decisiones. Solo siente el frío que llega a 20 grados bajo cero.
A los sus 37 años ha aprendido a reconocer las paredes de las montañas, las grietas peligrosas, a evitar las avalanchas. Sabe medir los riesgos y superar pruebas y retos en base de su experiencia, moldeada con puro entrenamiento y dedicación.
DOP
Publicado: 6/11/2007