¿Dar a luz 16 hijos, cumplir 108 años, sobreponerse a la muerte, enfrentar la pobreza, y contar 50 nietos y bisnietos, es sinónimo de una vida plena? Pues, sí. Por eso hoy conoceremos la historia de María Julia Yahuarcani Ayambo, quien vive en el Barrio Florido del río Amazonas, en el distrito de Punchana, en la ciudad de Iquitos, capital de la región Loreto.
Las vicisitudes nunca fueron impedimento para que María Julia siguiera adelante. Ni la pobreza extrema, ni la muerte, ni la edad. Nada logró detenerla y aún hoy, aunque a paso muy lento, sigue caminando y enseñando lo que mejor sabe hacer: cocinar, preparar la pataraschca y el casabe o beshu, deliciosos potajes con los que alimentó a su familia y a todos los que le solicitaron probar sus especialidades.
En su juventud se dedicó a la agricultura, la pesca y la crianza de aves de corral. Una vida sana, libre de contaminación y con alimentos naturales, lo cual, según cree su familia, es el secreto de su longevidad. Además, ella prefiere evitar las bebidas con alcohol y siempre sonreír.
Aunque los años borraron algunos pasajes de su niñez y adolescencia, recuerda que nació en la comunidad de Momoncillo, ubicada en el distrito de Punchana, donde se enamoró muy joven. “Tenía 16 años cuando me comprometí. Con mi esposo buscamos un buen lugar para vivir y por eso fuimos a Barrio Florido del río Amazonas, porque aquí se podía vivir bien. Sembrar, pescar y criar a los animales, era todo lo que necesitábamos”, cuenta con melancolía.
Con Francisco Chota López, su esposo, tuvo 16 hijos, cuatro de los cuales fallecieron de pequeños debido a la pobreza y al poco acceso a la atención médica. Para trasladarse del Barrio Florido del río Amazonas a Punchana se debe hacer un viaje de 30 minutos en bote y años atrás el transporte era escaso.
María Julia cuenta que también se dedicó a la agricultura, especialmente al cultivo de yuca y plátano y a la pesca. Ella fue hija única y desde pequeña su mamá la dejó al cuidado de sus abuelos, con quienes aprendió los secretos de la siembra, la cosecha y la pesca, en el caudaloso río Amazonas.
“No les faltó comida a mis hijos, pues siempre trabajamos mucho”, recuerda. Ella y su esposo trabajaron sin descanso para poder sacar adelante a su numerosa familia. Aún recuerda como juntos iban a pescar al río y traían mucho pescado: boquichico, palometa, tucunaré, doncella, entre otros, que luego comían y vendían a sus vecinos.
Y aunque no pudo aprender a leer ni escribir, pues en su niñez no había colegios cercanos y mucho menos había acceso a la educación para las mujeres, recuerda muchas historias que aprendió de sus abuelos, de quienes fue inseparable. Esas historias se las contó luego a sus hijos, ellos a los suyos, y estos a sus vástagos, preservando así la tradición oral de su pueblo. Ser hija única, cuenta la centenaria, la animó a tener muchos hijos, pues pensó que así en su casa siempre habría alegría.
La centenaria aún prepara el beshu o casabe (comida en base a yuca molida, suavizada en agua y luego machacada y asada envuelta en hoja) y la pataraschca o pescado en hoja. Doña Julia hoy vive rodeada del amor y cuidados de sus hijos, nietos y bisnietos, que la cuidan y la protegen como lo que es: un tesoro del Amazonas.
Centenarios de Pensión 65
En el país, el programa social del Midis atiende a 1,498 usuarios mayores de 100 años, los cuales viven en las 25 regiones. Del total de usuarios centenarios de Pensión 65, 1,084 son mujeres y 414 hombres.
La mayoría viven en las regiones de Ayacucho (176 centenarios), Cajamarca (154 centenarios), Apurímac (139 centenarios), Puno (119 centenarios), Áncash (114 centenarios) y Cusco (111 centenarios).
Loreto tiene 26 adultos mayores centenarios beneficiarios de Pensión 65, mientras que en Punchana viven dos centenarios, ambas mujeres.
Pensión 65 atiende en el distrito de Punchana a 2,158 usuarios y usuarias; mientras que en la región Loreto son 29,335 los beneficiarios que tiene el programa social del Midis.
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