En el anexo de Cashahuacra, ubicado en el distrito de Santa Eulalia, en la provincia limeña de Huarochirí, un grupo de adultos mayores viene demostrando que la edad solo es un número y que las canas son el claro reflejo de las experiencias que han adquirido a lo largo de su vida. Ahora, mediante un convenio entre instituciones, continúan produciendo la tierra y se han convertido en los maestros del “Huerto de los sabios”.
El grupo está conformado por usuarios del programa Pensión 65, como Demetrio Ariste Anaya, Melchor Moroco Tito y Máximo Julián Morales Pérez, quien también es presidente de la Asociación de Adultos Mayores de la Zona Cashahuacra, entre otros hombres y mujeres que transmiten sus conocimientos en la agricultura.
“Gracias a Agro Rural y la municipalidad, nos dieron 100 metros que hemos aprovechado para producir alimentos, lo que nos permite además sentirnos con mayor vitalidad y útiles. Es como nuestro centro de esparcimiento, nos divertimos e incluso es como una terapia de salud mental y física. Sembramos camotes, yucas, calabacitas italianas, alverjas, choclos, hortalizas, y más. Hemos sacado varias cosechas y nos sentimos contentos”, comentó don Máximo.
Cada uno de los integrantes tiene diferentes tareas, que nos repartimos a inicios de semana para que haya dinamismo y todos aprendamos algo nuevo. “Las plantas nos dan vida. Para que todo salga bien, cuidamos la tierra, abonamos las semillas y para que estén libres de las plagas, fumigamos los alrededores. Lo que más valor tiene es el agua, porque sin ella no tendremos nada”, agregó Demetrio.
Con una mirada más reflexiva, Moroco Tito aseguró que el “Huerto de los sabios” es la mejor forma de dejar huella en la vida. “Nuestra participación hará un cambio en la sociedad y es un ejemplo para los jóvenes. Los adultos mayores somos fuente de conocimientos y estas actividades nos renuevan”, enfatizó.
Son una familia
Los adultos mayores contaron que se levantan muy temprano para iniciar su jornada en el campo. Guardan sus equipos, como picos, rastrillos, palas y otros, en la maletera de un vehículo que fue abandonado hace décadas y decidieron rescatarlo para darle una segunda oportunidad. Ellos, en su mayoría, viven solos. Por eso, han encontrado en su asociación una fuente de vida.
“Cuando empezamos, lo tomamos como un pasatiempo, pero nos equivocamos. Cada día se sumaron más personas de nuestra edad, veteranos que pintan canas y buscan un refugio para reír, soñar, compartir sus problemas, tener nuevos amigos y, sobre todo, sentirse queridos, algo que se ha convertido muy difícil en estos tiempos”, añadió Morales Pérez.
Acompañamiento constante
Maximiliano, Demetrio, Melchor y los demás adultos mayores de la Asociación de la Zona de Cashahuacra, reciben el acompañamiento del programa Pensión 65 y la Municipalidad de Santa Eulalia, cuyos equipos les brindan capacitaciones constantes. “Sabemos trabajar la tierra, pero mediante charlas de los especialistas podemos mejorar y comercializar nuestros productos. Queremos dejar un legado”, resaltó don Máximo.
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