Andina

Pensión 65: conoce a Hildebrando Crisanto, “el sombrerero de las manos mágicas” en Olmos

Usuario de programa social del Midis mantiene la técnica artesanal de elaborar sombreros

10:44 | Lambayeque, jun. 29.

Con tan solo 10 años, Hildebrando Crisanto decidió seguir el legado de su padre, Genovés Crisanto, un maestro excepcional en la elaboración de sombreros de paja toquilla, artículo de vestir con historia y tradición. Su trabajo fue reconocido por vecinos y turistas que llegaban a la localidad que lo vio nacer, Olmos, en la región Lambayeque, y no podían irse sin adquirir esta característica prenda del departamento norteño.

Aunque al inicio le costó mucho trabajo unir las fibras naturales que protegen del sol y dan mucha frescura, la paciencia y amor de su progenitor le permitió conocer el maravilloso mundo de esta técnica artesanal. 


“Siempre estuvo ahí. En un momento quise rendirme, pero me hizo reflexionar al decirme que así podía ganarme la vida, sacar adelante a mi familia y mantener vigente nuestra cultura. Supo trasmitirme la confianza que podía lograrlo. Por eso le estaré eternamente agradecido”, enfatiza.

Hablar de su padre lo conmueve. Hildebrando, ahora con 87 años, ha vivido diversas dificultades, como la partida de su esposa y experimentar profundamente la soledad en su hogar. “Cada persona tiene un motivo y deja una huella en los demás. Es como el armado de los sombreros, cada hebra tiene un objetivo y final y también tejer nos hace sentir bien y ser útiles”, comenta lleno de emoción.

Resiliencia y motivación


Hildebrando Crisanto lleva cerca de ocho décadas armando sombreros de paja de toquilla, un arte que le ha servido de refugio frente a ciertas dificultades de la vida como cuando se quedó viviendo solo en su casa que está muy cerca al Parque Central de Olmos; y aunque sus hijos no viven con él, hay fechas como la Navidad que siempre lo visitan. Con resiliencia, el octogenario pudo continuar con su vocación de tejedor.


Y también la felicidad ha tocado su puerta: durante un Encuentro de Saberes Productivos del programa Pensión 65, donde participó como artesano representante de su localidad, conoció a una Rosalinda a quien luego frecuentó más y decidió vivir junto a él.

“La hija de mi pareja se llama Priscilla y junto a su esposo Segundo, nos ayudan en algunas cosas. En esta etapa, he aprendido a valorar a cada persona y por eso quiero mucho a la nietecita de Rosalinda, nos alegra los días. Incluso, pienso que en unos añitos más, puede llamarle la atención y se anime a hacer sombreros. Así, podré dejarle mi legado como la mejor herencia tal cual como lo hizo mi padre conmigo. Aunque no seamos de la misma sangre, el sentimiento es igual de fuerte”, enfatiza.


(FIN) NDP/LZD


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Publicado: 29/6/2024