La ceremonia de inauguración de los Juegos Parapanamericanos Lima 2019 tuvo un momento emotivo que protagonizaron dos niños que, pese las dificultades de la vida, se ayudan mutuamente para superar los obstáculos y reforzar su amistad, en una coreografía que se robó el corazón de los asistentes al Estadio Nacional y de los millones de televidentes que la siguieron.
Esta historia no dista mucho de la realidad y tiene como protagonistas a dos niños que se han convertido en
ejemplo de gran superación personal y que también han superado obstáculos: Piero Guidiche Montes (13) y Jheremy Alejos Pérez (10), quienes pusieron todo su empeño en los ensayos para esta gran producción.
Piero Guidiche tiene parálisis cerebral, a consecuencia de haber bebido líquido amniótico al momento de nacer, sin embargo, eso no lo amilana. Él acude puntualmente a sus sesiones de rehabilitación física y terapia sicológica en el Hogar Clínica San Juan de Dios, a donde se dirige, muy temprano, acompañado de su mamá.
"Piero ha tenido que luchar, prácticamente, desde el momento en que nació, ha habido momentos difíciles, no todo ha sido alegría. A los 7 años se empezó a dar cuenta de lo que tenía, pero después ya lo asumió con entereza", señala su progenitora.
Este pequeño héroe juega al fútbol, practica natación y le gusta el atletismo. Es un niño muy entusiasta y empeñoso que ha participado en varios eventos deportivos con gran suceso.
Piero dice de forma admirable: “Aunque exista dificultad, tú puedes hacerlo. Cada día es una nueva oportunidad para mí, porque yo me sé levantar”.
Su mamá está más que orgullosa y manifiesta que sus entrenadores le han dicho que tiene las capacidades para ser un gran atleta. “No me sorprendería lo que Piero vaya a hacer porque sé que lo va a lograr con ese gran ánimo que él tiene”.
Pero, hay otra historia que conmueve, detrás de los dos personajes que cautivaron la noche de la inauguración de los Parapanamericanos: se trata de Jheremy Alejos, cuyas páginas de vida son ejemplares. Él, debido a una malformación congénita, tiene una pierna, por lo que emplea muletas para desplazarse.
Jheremy vive en Jicamarca, a dos horas de la capital, y por las madrugadas se va solo a sus terapias en el Hogar Clínica San Juan de Dios, ya que su papá no puede acompañarlo debido a que tiene que trabajar.
José es padre soltero de dos hijos (Jheremy y Santiago) y el único sustento de su hogar como empleado de limpieza.
Tres veces a la semana, cada madrugada, a las 4.00 am, papá embarca a Jheremy en el micro que lo lleva a San Juan de Dios. Tres varones que diariamente se enfrentan diariamente a una difícil rutina.
“Gracias a Jheremy he lleqado a entender muchas cosas, él es un niño muy hábil, muy independiente, para mí no ha sido fácil dejarlo que se traslade solo. También me ayudaba mi tía” dice papá José.
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(FIN) LIT
Publicado: 24/8/2019