Perú no podía digerir la pesadilla de jugar un Mundial sin su ídolo. El capitán que de niño dormía abrazado a un balón y recibía un chocolate de Gerd Müller por cada gol anotado, le devolvió la sonrisa a su país. Ahora la fiesta es completa, vuelve 'el Depredador', vuelve Paolo, 'el Guerrero'.
Guerrero tiene 33 goles con Perú. Uno por cada año de vida. Es el ídolo de niños que en las laderas de Lima tocan la pelota en canchas de fútbol polvorientas y sueñan ser cómo él. La FIFA lo había suspendido por un año por dopaje y se perdía el Mundial de Rusia.
Pero 'el Guerrero' luchó, acudió a todas las instancias posibles, logró que la FIFA le redujera la sanción de un año a seis meses y ahora estará en la lejana Rusia depredando rivales.
En situaciones difíciles, 'el Depredador' se vistió de su apellido para impulsar a sus compañeros y lograr buenos resultados. El último fue contra Colombia: sobre la agonía del partido lo empató de un pícaro tiro libre y puso a Perú en el repechaje, que la selección inca sin él ganó a Nueva Zelanda.
Nacido en el distrito de Chorrillos, un barrio costero del sur de Lima, a Paolo siempre le gustó el fútbol. "Él siempre fue responsable desde pequeño, cuando tenía que jugar, un día antes no salía, se acostaba temprano", cuenta su madre Petronila Gonzales, aquella que confía en que su hijo saldrá bien librado.
"Todos saben qué clase de jugador y qué clase de persona es Paolo. Es una calumnia. Yo he dicho bien claro: yo por mi hijo, mato", advirtió su madre semanas atrás.
- El ídolo de la selección -
En los últimos diez años, Guerrero se ha convertido en un referente de un nuevo estado de ánimo del seleccionado. En base a su contagioso empuje dejó atrás la imagen claudicante que caracterizaba a Perú en eliminatorias. Hoy es un equipo batallador y fuerte.
Es el goleador histórico de Perú con 33 dianas en más de 80 presentaciones internacionales y considerado por la crítica como uno de los mejores atacantes de la eliminatoria sudamericana. A base de garra, fortaleza física y técnica el delantero de Flamengo de Brasil se ha ganado a pulso un sitial en la historia del fútbol de su país.
En esta eliminatoria, la cuarta que disputa, Guerrero se puso el equipo al hombro, renunció a individualismos y devino en un obrero más a las órdenes del DT, el argentino Ricardo Gareca, solidario y luchando hasta el último segundo del partido, dando a Perú un aire del que carecía.
- Nacido para el fútbol -
"Mi familia es muy futbolera. No sé si me lo inculcaron, yo ya nací con la pelota. Por eso, al año (que nací) cogí una pelota por primera vez. Para cuando tenía 6 años entré a un equipo y desde allí, ya pensaba que yo iba a ser futbolista de grande y nunca tuve una duda", contó en una entrevista en 2015.
Irónicamente, no debutó en Perú, donde se formó en las divisiones menores de Alianza Lima, sino en Alemania, en 2004, en el Bayern Múnich. Fue formado por el goleador alemán Gerd Müller, quien le ofrecía un chocolate por cada gol que convertía, según contó la madre de Guerrero.
En el Bayern estuvo cuatro temporadas alternando en el equipo titular. Anotó 10 goles en la Bundesliga y dos en la UEFA Champions League.
Pasó al Hamburgo del 2006-2011 y convirtió 37 goles. Emigró a Brasil en 2012 para jugar por el Corinthians, al cual llevó a conseguir una Copa Mundial de Clubes gracias a un gol suyo. Fue goleador del "Timao" con 54 tantos.
Al Flamengo llegó en el 2015, y con sus goles y coraje para burlar a defensas rudos, se vistió de ídolo de la torcida. Ya lleva 41 tantos. Pese a las circunstancias, el "Mengao" destaca su conducta ejemplar.
"Mi sueño es llegar al Mundial", había admitido. Ahora lo podrá cumplir.
(FIN) AFP/JSO
Publicado: 21/12/2017