En los pasillos de la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital nacional Guillermo Almenara se encuentran los doctores “Enrique Durand”. Padre e hijo no solo comparten el mismo nombre sino también la vocación de salvar vidas.
El padre, Enrique Edwin Durand Alfaro, es desde hace 35 años médico de la UCI en el Almenara. También lideró el equipo de especialistas médicos que desarrollaron soportes respiratorios para pacientes con covid-19.
Mientras que el hijo, Enrique Alonso Durand Vilca, fue admitido en dicho nosocomio en mayo de 2020 como médico general, a raíz de la pandemia por el covid-19. Esta experiencia le permitió definir su actual especialidad como médico intensivista.
Aunque el padre no quería influir en las decisiones de sus hijos, Alonso -el hermano mayor- veía en él un modelo de persona y guía profesional.
Afirma que desde pequeño tuvo dudas sobre qué quería estudiar, pero el amor que su padre mostraba a sus pacientes y a su trabajo, en general, lo ayudó a decidir en convertirse en médico.
“Como padre, mi papá es lo máximo, es mi mejor amigo, siempre me ha apoyado en todo. Como profesional, es un monstruo, puede lograr todo lo que se proponga (...) le tengo un gran respeto y admiración”, agregó.
Amor y cuidado
A Enrique Durand jamás se le ocurrió que en algún momento sería un paciente en el hospital donde trabajaba, y mucho menos, que sería su hijo quien vigilaría su salud.
En enero de 2021, el padre de Alonso se contagió de covid-19. Aunque fue difícil ver a su progenitor en una cama UCI, nada impidió que vele por su recuperación.
La lucha fue constante por más de dos semanas. Tiempo en el cual su madre también se contagió. En ese momento, Alonso se convirtió en el pilar de su familia.
Día y noche, incluso después de su turno en el hospital, el joven médico monitoreaba la salud de sus padres. Afortunadamente, ambos salieron de cuidados intensivos y hoy pueden disfrutar juntos el Día del Padre.
Legado familiar
Hace unos días, el doctor Durand recibió la noticia de que su hijo había sido aceptado para hacer el residentado de medicina intensiva en el mismo hospital donde trabaja, anunciando que quiere especializarse en la misma área que él.
Durand considera que este es el mejor regalo que pudo recibir en este Día del Padre. Saber que su hijo seguirá su legado y continuará ejerciendo esta importante labor, incluso después de que se jubile, lo llena de orgullo y satisfacción.
Cabe destacar que su amor de padre también lo comparte con sus otras dos hijas; él no hace distinciones, ya que siempre querrá lo mejor para sus hijos, independientemente de la carrera que elijan.
“Siento orgullo por mis tres hijos. Me siento satisfecho de haber logrado lo que todo padre quiere. Tengo a mi esposa conmigo, juntos estamos como familia y tenemos la satisfacción de reunirnos los cinco siempre”, comenta conmovido.
Para papá
Alonso entiende que es difícil pasar en familia el Día del Padre, especialmente para un médico de la UCI, pero señala que no necesita un día en específico para decirle a su padre lo mucho que lo ama.
“Mi papá es mi mejor amigo, mi modelo a seguir, la valla que tengo que superar, es mi motivo, lo que me impulsa y lo que quiero llegar a ser en algún momento de mi vida”, describe con emoción el joven médico.