En reconocimiento a su labor como compositor criollo y a su decidido aporte a la música criolla se distinguió póstumamente a Felipe Pinglo Alva como “Personalidad Meritoria de la Cultura”.
Este otorgamiento se da a la emblemática figura por ser un reconocido compositor criollo y por su contribución un punto de quiebre en el desarrollo de la cultura criolla, al aportar valores musicales y líricos que sientan un referente, y cuya influencia permanece en las nuevas generaciones de músicos y cantantes en todo el país.
Pinglo nació en Lima el 18 de julio de 1899 en Barrios Altos, en Lima, donde además transcurrió su infancia. El periodo comprendido entre 1914 y 1920 fue fundamental en su vida, pues empezaba a explorar y desarrollar sus aptitudes para la música.
Aprendió a tocar el rondín, la flauta y la guitarra. También se integró al medio local de fiestas y jaranas criollas, gracias a la amistad que tuvo con figuras como Nicanor Casas y Víctor Correa Márquez, compositores ahora emblemáticos de música criolla.
En 1931, Felipe Pinglo estrena su vals El Plebeyo –cuando ya había alcanzado su madurez musical- en el Teatro Alfonso XIII del Callao, interpretado por el dúo de hermanos Alcides y Giordano Carreño. También publica su valse Bouquet y se integra al Trío Continental. Es entre 1932 y 1935 que habría compuesto sus temas más logrados como El huerto de mi amada, La oración del labriego, Claro de luna, Jacobo el leñador, Sueños de opio, entre otros.
Dejó una producción musical, cuya magnitud abarcaría la composición de 300 canciones; entre ellas, más de cien son valses, lo que permite afirmar que éste género es el mejor representado en el corpus de la obra musical del artista.