16:55 | Lima, feb. 01 (ANDINA).
Por Susana MendozaLa actriz con 40 años de trayectoria artística en los escenarios de teatro, confiesa su agnosticismo y su profunda vocación humanista que le permite vivir en paz con ella y con el mundo. Actualmente se presenta exitosamente en una obra en el Teatro Marsano.
¿Tiene más de 40 años en el teatro, cómo lo ha logreado?
Siempre he sido una mujer llena de energía, nerviosa, deseosa de hacer las cosas bien
¿Y en el teatro cómo se ha manifestado esa vitalidad?
Con mucha tensión. A los papeles que he interpretado les he dado toda la energía posible, y por eso logré buenas actuaciones. Siempre he sido auténtica con mi personaje.
¿Es difícil desaparecer para ser “el otro”?
Uno no llega a desaparecer, pero tiene que sentirse ese personaje para que sea auténtico. Es doloroso. Por ejemplo en “Las cartas de una monja portuguesa” me metí dentro de ese personaje muchísimo, temía que los jóvenes se aburrieran porque trataba sobre una historia de amor del siglo XVII.
¿Pero el actor no tiene un poco del personaje que interpreta?
El artista en general es una esponja, todo lo que ve, siente, le fascina o disgusta se le mete dentro, y lo absorbe; en el momento que necesita de una emoción o de crear, esa experiencia aflora.
¿Qué es lo que observa con más frecuencia?
Me atraen las cosas bellas, la ternura de los animales, los perros aunque sean sarnosos; no hay perro que no mire. Me encanta la luna también.
¿Le gusta caminar?
Lo hago todos los días durante una hora para fortalecer mis huesos. Y por eso miro. Miro los pájaros, la palomita que coge una rama para hacer su nidito...Todo lo que es vida incide en mí, lo capturo.
¿Está feliz de estar viva?
¡Claro que si! Y sin embargo no le temo a la muerte, estoy preparada para morir. Mis seres queridos ya partieron: mis padres, tíos.
¿Qué es lo que más le gusta de estar viva?
Observar a la madre tierra en su plenitud ¿Ha visto la cantidad de frutas que tenemos, de animales, hasta los más feos me causan ternura…
Usted es como San Francisco de Asís…
¡Si! Hubiera querido ser su hermana, su hermana Luna.
¿Cree en Dios?
No, soy agnóstica…
¿No es una ironía?
No, no tiene nada que ver nuestro mundo existente con un Dios hacedor de todo, y ayudador de todos. Yo estoy sola, y sola me las tengo que ver en este mundo.
¿Quién se lo enseñó?
Nadie, sola lo aprendí.
Parece un mandato…
Yo creía en Dios. En mi adolescencia quise ser catequista y hasta el día de hoy todo lo que quiero hacer lo quiero hacer con autenticidad. Quise sentir su presencia, inclusive comulgaba todos los domingos…
¿Qué pasó?
Un sacerdote, estupendo él, nos dijo una vez “ustedes son jóvenes, lindas, gocen de la vida, jueguen, corran, vivan, amen… A mi me gustó esa frase, porque en esa época yo no tocaba mucho los temas relacionados con los chicos y las chicas. Pero ese padre se fue, y vino un cuervo, un sacerdote horrible español que lo reemplazó…
¿Fue culpa del cuervo que dejara de creer en Dios?
No, porque a pesar de ser de una familia conservadora, yo amaba la vida y ese cura feo solo nos prohibió hacer cosas. Creo que no sentí a Dios como yo quería. Yo le decía al cura que Dios no me podía hacer inteligente para creer a ojos cerrados en una cosa.
¿Es feliz o está feliz?
Estoy feliz, en un estado de felicidad, equilibrio, de bonanza
¿Cómo lo logró?
Yo pienso que el teatro me ayudó a humanizarme. Interpreté muchos papeles, y por eso soy un mejor ser humano.
¿Su familia no le enseñó?
Si, mi madre y su familia, personas del campo de Huánuco…
¡Cómo la Perricholi!
Jajajaja, todo lo contrario…Pero las mujeres, mi madre, mi abuela, mi tía Dionisia y mi tía Laura, me alimentaron con su ternura.
¿La presencia femenina la ha marcado?
Si, el amor a la vida se los debo a ellas.
¿Qué le llama la atención de las relaciones humanas?
¡Son bien complejas! Valoro mucho el amor, evitar hacer daño…
¿Es una mujer pacífica?
Jajaja…yo soy fosforito ante las cosas injustas.
¿Es una mujer de buen carácter o mal carácter?
De ninguno de los dos…jajaja. Soy una mujer normal que responde a los estímulos.
No se guarda nada
Nada, expongo lo que siento. Siempre fui así, yo me enfrentaba con mi padre.
¿Cree que las emociones contenidas hacen daño?
Sin ninguna duda. Si una persona tiene un dolor muy grande, no lo experimenta, no llora, no lo comunica puede llegar hasta la locura.
¿Usted no es mamá, decidió no serlo?
Siempre fui de la idea que si tenía un bebe, sea dentro de un hogar. Quizás la falta de un padre hizo que yo no quisiera tener un niño que estuviera separado de su padre. El mío murió cuando yo era muy jovencita.
¿No ser mamá la hizo sentir insegura?
Por el contrario, me siento libre de responsabilidades porque creo que hubiera sido posesiva, como veo que son algunas madres.
¿Cuál es su debilidad?
Mi sensibilidad.
¿Tiene alguna ambición en este momento?
No tengo ambiciones, no ambiciono nada. Felizmente todo me ha caído sin que yo fuera a pelear por eso, ni en los canales de TV ni en el Teatro.
¿Qué deseo le pediría al genio de la lámpara de Aladino?
Un mundo feliz, un mundo humano.
(FIN) Variedades
Publicado: 1/2/2010