El Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas aprobó hoy una resolución que pide al Gobierno de Bielorrusia el fin de la violencia contra los manifestantes tras semanas de protestas por el resultado de las elecciones del 9 de agosto, así como la liberación de los presos políticos.
La resolución, aprobada con 23 votos a favor, 2 en contra y 22 abstenciones, pide a las autoridades bielorrusas que "detengan el uso excesivo de la fuerza contra manifestantes pacíficos, incluida la tortura y otros tratos crueles e inhumanos", así como el fin de las detenciones arbitrarias con motivaciones políticas.
Asimismo exige "la liberación inmediata de todos los prisioneros políticos, periodistas, defensores de derechos humanos, miembros de comités de huelga, estudiantes y otros detenidos antes, durante y después de las elecciones presidenciales por ejercer su derecho a ejercer sus libertades fundamentales".
La resolución, votada tras un debate en el consejo en el que participó a distancia la líder opositora en el exilio Svetlana Tijanóvskaya, también pidió al Gobierno de Aleksandr Lukashenko, en el poder desde 1994, que inicie un diálogo con oposición y sociedad civil para garantizar los derechos políticos y civiles en el país.
El documento urge a las autoridades a permitir una investigación independiente de las denuncias de violaciones de derechos humanos cometidas en la actual crisis, incluidas las acusaciones de tortura y desapariciones forzadas.
Finalmente, pide a la alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, un seguimiento de cerca de la situación en el país europeo, para presentar un informe oral sobre posibles abusos de las autoridades antes del final de este año.
La resolución fue principalmente apoyada por los países europeos, promotores de que la crisis bielorrusa se debatiera en la actual sesión del Consejo de Derechos Humanos, mientras que Venezuela y Eritrea fueron los miembros del órgano que votaron en contra, y el bloque africano concentró la gran abstención que se produjo.
Rusia, por su parte, presentó hasta 17 enmiendas al texto, todas ellas desechadas en sendas votaciones, y acusó a la Unión Europea de "usar el Consejo de Derechos Humanos para desestabilizar la situación de Bielorrusia y desatar una crisis interna".
El Consejo "no tiene mandato para interferir en unas elecciones", aseguró el representante del Gobierno de Rusia, principal protector en las últimas décadas del régimen de Lukashenko.
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(FIN) EFE/JAM