Andina

Mujer lidera equipo masculino de investigación científica en el INS

Conoce la labor al servicio del país de la médico infectóloga Natalia Vargas

Natalia Vargas Herrera y parte del equipo de investigación que lidera en el Instituto Nacional de Salud (INS). Foto: ANDINA/Difusión.

Natalia Vargas Herrera y parte del equipo de investigación que lidera en el Instituto Nacional de Salud (INS). Foto: ANDINA/Difusión.

14:29 | Lima, mar. 19.

Por Iván Calderón

Desde muy pequeña, el amor por los animales la llevó a pensar que sería médico veterinaria, pero con el transcurrir de los años y casi al finalizar la secundaria se dio cuenta que su verdadera vocación sería salvar vidas humanas, por lo que decidió convertirse en una doctora al servicio de la sociedad.

Natalia Vargas Herrera, médico infectóloga del Instituto Nacional de Salud (INS), cuenta a la agencia Andina que eligió esa especialidad de la medicina porque es muy amplia, abarca diferentes áreas para trabajar y también está muy ligada a la investigación, algo que -anota- es muy escaso en el Perú.

Los médicos infectólogos, explica, también tratamos a los pacientes, les brindamos recetas, y hacemos investigación de enfermedades infecciosas y tropicales, donde con el tiempo ocurren nuevos hallazgos. "Somos médicos especialistas que vemos todo lo relacionado con el VIH, enfermedades por virus, bacterias, enfermedades tropicales como malaria, dengue, chikungunya".



Buscando al covid-19


Luego de su paso por el servicio médico rural y por un centro centinela de atención de enfermedades de transmisión sexual, entre otros centros laborales, Vargas Herrera aterrizó en el 2020 en el INS, un centro de vital importancia en medio de la pandemia del covid-19 dado que allí se analizan las pruebas moleculares y se hace investigación del virus.

Como ella lo señala, los desafíos en su carrera médica comenzaron en el INS, debido a que al mes siguiente de su ingreso el Gobierno decretó la cuarentena en todo el Perú a causa de la covid-19. Como consecuencia, se paralizaron momentáneamente las actividades de investigación.

Sin embargo, el propio INS convocó a su personal a participar voluntariamente en los Equipos de Respuesta Rápida (ERR), cuya misión sería salir a la calle y detectar, casa por casa, posibles casos de SARS-CoV-2. Pese a la cuarentena, al miedo y a las restricciones del primer momento de la pandemia, ella no dudó en formar parte de estas brigadas. 

A mí nunca me ha gustado permanecer sentada. Soy una persona activa y yo quería apoyar teniendo en cuenta que estábamos en un momento crítico de mucha incertidumbre. Tomé el miedo como un reto y decidí apoyar voluntariamente en ERR por espacio de cuatro o cinco meses, buscando personas que probablemente tenían covid-19 y que estaban encerradas en sus casas”, subrayó. 

El apoyo de sus padres y el de su esposo fueron fundamentales para que la investigadora, ante el riesgo de algún contagio, continuara con su labor médica de ubicar a los sospechosos y hacer el seguimiento correspondiente con los escasos instrumentos con los que se contaba. 


Transcurridos estos meses, Vargas Herrera también ayudó al equipo de Vigilancia Genómica del Ministerio de Salud, cuyo personal realizaba un seguimiento en tiempo real de cómo iba mutando el virus del covid-19 y cómo aparecían nuevas variantes en nuestro medio. 

Gracias al esfuerzo y dedicación de su trabajo y a la confianza que sus jefes depositaron en ella, hoy, a sus 37 años, lidera un grupo conformado por nueve varones investigadores. ¿Qué investigan? La respuesta inmune que genera en las personas la colocación de la tercera dosis y si las dosis de refuerzo generan alguna complicación o reacción adversa, más allá de los malestares propios de la vacuna.


La doctora considera que manejar un equipo de nueve investigadores hombres es un gran reto en un país donde aún persisten las desigualdades de género y las oportunidades profesionales se ven limitadas para ellas.

“Desde octubre de 2021, estoy liderando este protocolo de investigación. Debo decir que en este grupo de 9 varones soy la investigadora principal y la única mujer. Esta responsabilidad me ha ayudado a trabajar mis propias inseguridades y, sobre todo, me ha dado credibilidad y la oportunidad de fortalecer mis conocimientos”. 


Discriminación


Al consultarle si en algún momento de su vida ha sido discriminada por ser mujer, Vargas indicó que el único lugar donde percibió esto fue cuando realizó el Servicio Rural y Urbano Marginal de Salud (Serums) en Paucartambo, Pasco. Allí, los lugareños la llamaban señorita en lugar de decirle doctora, a diferencia de los varones a quienes sí les decían doctores.

Sin embargo, este problema no la amilanó sino que le dio los recursos necesarios para lidiar con las desigualdades de género imperantes en estas zonas del interior del país. En ese entonces, a sus cortos 25 años, se atrevió a hablar con cada persona de la comunidad y pedirles que la traten de doctora.
  
“Como médico joven y mujer he pasado desigualdades y acoso que en algún momento me han afectado, pero justamente eso me ha servido para no frustrarme sino, todo lo contrario, demostrar con la voz en alto que soy mujer, soy médico, soy esposa, soy hija, pero sobre todo soy ciento por ciento capaz”, aseveró.


Quien la impulsa a seguir preparándose continuamente y demostrar que es tan igual o más capaz que un hombre es su madre quien, a sus 67 años, acaba de obtener su título de magíster en docencia universitaria con una de las mejores calificaciones, lo cual la llena de orgullo y demuestra que para lograr los objetivos no hay edad que lo impida.

Por ello, está próxima a concluir una maestría en epidemiología clínica y bioestadística.


Retos y desafíos


Vargas explica que es necesario trabajar en la credibilidad de la mujer profesional porque, en una sociedad machista, se descarta la opinión del sexo femenino relegándola a un segundo plano. Además, sostiene que, a lo largo de la historia, existen pocas mujeres que destacaron en las ciencias, por lo que considera importante impulsar más los estudios de investigación científica en las jóvenes peruanas. 

En cuanto a la retribución económica que puede ofrecerle este tipo de trabajo, Vargas enfatiza que lo más importante es la satisfacción personal por aportar a la sociedad en materia de salud pública, sobre todo, en esta época de pandemia por el coronavirus. 

“Yo estoy trabajando en el lugar que siempre quise estar y aunque no me da aportes económico extras, sí me da mucha satisfacción personal y emocional”. 


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(FIN) ICI/RRC

Publicado: 19/3/2022