Andina

Más de 4,000 comuneros participan en tradicional chiriaje en Cusco

Javier Condori Sencia (47) y su hijo Bendezú Condori Usca (21) participarán, una vez más, en el chiriaje que se libra en el paraje del mismo nombre en la provincia cusqueña de Canas. Foto: ANDINA/Percy Hurtado.

14:50 | Yanaoca, Cusco, ene. 20 (ANDINA).

Más de 4,000 campesinos de la provincia de Canas sacaron hoy sus huaracas, azotes con fierros en la punta (liwis) y coraje para enfrentarse, como cada año, en el chiriaje, una batalla de origen prehispánico que tiene como escenario el distrito de Langui, a 4,500 metros sobre el nivel del mar.

El ritual guerrero se inició cerca del mediodía luego de que los campesinos, divididos en dos grupos: los altos (de Checca, Langui, Layo y Kunturkamki) y los bajos (de Pampamarca, Túpac Amaru, Quehue y Yanaoca), empezaran a provocarse recíprocamente.

Los comuneros, algunos a caballo y otros a pie, se insultan y se pasean en territorio contrario, en un acto de provocación a sus contrincantes, al compás de música y cantos guerreros.

Cerca de las 13:00 horas, tras las provocaciones y los primeros roces, los bandos descansan para almorzar y beber licor para darse fuerzas. Un sonido musical interpretado con pincullos (instrumento andino de pico), charangos y guitarras acompañan la tregua.

A las 15:00 horas los grupos de los altos (apoyados por campesinos de Espinar) y los bajos (de Canchis y Chumbivilcas) retomarán el encuentro hasta que uno de ellos ocupe la mayor cantidad de terreno. Las cicatrices o mutilaciones serán trofeos de guerra.

Las mujeres, en tanto, se encargarán del cuidado de los caballos, la recolección de piedras para la lucha y de animar a los púgiles con sus cantos.

Una vez más, Javier Condori Sencia (47) y Bendezú Condori Usca (21), padre e hijo, llegaron a Canas procedentes de Espinar para ser parte de la ancestral pelea.

Ambos son mineros y lucen con orgullo sus cicatrices en el rostro, producto de los enfrentamientos. Javier tiene tres marcas y su hijo una.

Vestidos con trajes típicos y lanzando vivas, como “¡Yaikumuy (entra) carajo!”, se sumaron al grupo de los altos y están a la espera de iniciar la segunda fase de la gresca.

El sociólogo Aurelio Enríquez Mercado, catedrático de la Universidad Andina de Cusco, explicó que el chiriaje es una costumbre ancestral transmitida de padres a hijos.

Según la historia, el chiriaje se hizo más visible durante la revolución de Túpac Amaru, quien reunió a un grupo de guerreros de Canas para enfrentar a los españoles, que fueron escogidos por su destreza, coraje y gallardía.

"La pelea es una ofrenda a la pachamama y marca el inicio de los tradicionales carnavales en la zona", explicó Enríquez Mercado tras indicar que tiene como objetivo mantener la fertilidad de la tierra.


(FIN) PHS/LTO/JOT


Publicado: 20/1/2012